Por Silvia Piceda – Sebastián Cuattromo (*)
(En 2012, la Justicia halló culpable al exsacerdote Fernando Picciochi de haber abusado en 1989 de dos alumnos del Colegio Marianista. Las víctimas fueron abusados cuando tenía 13 años y recién pudieron denunciar el hecho diez años después. Entre los denunciantes, estaba Sebastián Cuattromo, quien dedicó los últimos doce años de su vida a impulsar el expediente para que el acusado llegara a juicio. Este lunes estará en Paraná, para participar de una jornada que organiza la ONG Así Basta sobre experiencias de trabajo en abuso sexual infantil. Será entre las 14,30 y las 20,30 en La Vieja Usina. Cuattromo estará junto a Silvia Piceda, que dio su propia batalla después de enterarse que su ex esposo y padre de su hija había abusado de una hija de otro matrimonio. El texto que sigue lo escribieron juntos, especialmente para Entre Ríos Ahora.)
Con gran esperanza, lxs “Adultxs por los derechos de la infancia” visitaremos la ciudad de Paraná para compartir nuestros testimonios como sobrevivientes adultxs de abuso sexual infantil, y como adultxs protectores de niñxs víctimas de este grave delito, que padecen uno de cada cinco niñxs (**), sin distinción de clases sociales. En un 70% de los casos, ocurren dentro del ámbito intrafamiliar. Esto constituye una verdadera pandemia, pero que todavía permanece fuertemente silenciada y negada por parte de la sociedad adulta.
Quienes tendremos la suerte de visitarlxs somos los miembros fundadores de la asociación, Silvia Piceda y Sebastián Cuattromo, que mucho antes de poder vivir este hermoso presente colectivo , tuvimos que transitar largos y solitarios caminos en búsqueda de justicia y reparación (en el caso de Silvia, como mamá protectora de un niñx; y en el de Sebastián, como una víctima que en su adultez pudo lograr el juicio y la condena de quien fuera su abusador, cuando era un niño alumno del Colegio Marianista de la ciudad de Buenos Aires).
Esta tarea, que lxs “Adultxs” venimos realizando desde el año 2012 en los más diversos ámbitos comunitarios de nuestro país (donde siempre recibimos emocionadas muestras de cariño, solidaridad y empatía), tiene el amoroso y urgente sentido de contribuir a fortalecer la voz de quienes hoy sufren este delito, como así también el de ayudar a generar una imprescindible visibilización y concientización pública acerca de esta gravísima vulneración de los derechos de la infancia
Y otro de nuestros objetivos en cada lugar que visitamos, es el de compartir las herramientas básicas para la formación de grupos de ayuda solidaria de pares, que constituyen una formidable experiencia colectiva de circulación de la palabra con sentido sanador y reparatorio (y que lxs “Adultxs” compartimos, con gran alegría, durante todas las semanas del año en la ciudad de Buenos Aires; y que está siendo felizmente replicada en múltiples comunidades de nuestro país).
Por eso nos gusta sentirnos “productores populares de resiliencia”, porque vivimos día a día la posibilidad de transmutar el silencio, el dolor y la vergüenza en una esperanzadora causa colectiva; ya que estamos convencidxs que, tal como reza un hermoso proverbio africano, “para criar a un niñx hace falta una aldea”.
(*) Silvia Piceda y Sebastián Cuattromo, secretaria y presidente de la asociación civil “Adultxs por los derechos de la infancia
(**) Según cifras de la Unión Europea.
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