En la jornada de este 24 de marzo, como en otras unidades penales en el país, en reclamo por la cancelación de visitas de familiares de los reclusos por la pandemia del coronavirus, la de Concepción del Uruguay también tuvo su revuelta.  Hubo incendios, gritos, piedras y disparos que se realizaron en el interior. Aunque la revuelta concluyó sólo con daños materiales.

En el lugar se apersonaron el juez federal Pablo Seró y el fiscal Fernando Lombardi, también funcionarios municipales, entre ellos el director de Derechos Humanos, Darío Barón; el secretario de Gobierno, Martín Garay como el Secretario de Coordinación General y Jefatura de Gabinete, Yari Seyler.

Darío Barón dijo que «la situación fue controlada. Nos acercamos porque nos habían dicho que había heridos de gravedad, con armas de fuego. Y eso no es así. No hay heridos de gravedad. Fueron revisados por el médico de la unidad penal».

El funcionario dijo que «en estos momentos están reunidos representantes de la Justicia con delegados de los presos. Ya lo que acuerden o decidan no depende de nosotros» indicó.

Barón confirmó que la razón del motín fue la cancelación de las visitas de familiares a los presos a raíz de la pandemia de coronavirus»es lo que está pasando en otros lados, como en Santa Fe. Obviamente que eso no podrá cambiarse». Además agregó que durante la semana pasada intervinieron sobre un pedido de los presos que tenían salida laboral, «ahora los pasaron a otra reclusión, donde están apartados» indicó.

Durante varias horas se pudieron escuchar sirenas de patrullas como de ambulancias y los bomberos. El incendio se desarrolló en el interior de la UP4.

Algunos de los presos llegaron a subir a la zona de los techos pero no alcanzaron a fugarse.

Reproductor de vídeo00:0000:28Además de la presencia de la Policía de Entre Ríos, colaboración fuerzas federales en la persuación, entre ellas Gendarmería y la misma Policía Federal. Según testimonios de vecinos presenciales que habitan en cercanías al lugar incluso hubo piedrazos que salieron desde el recinto presidiario.

Fuente: El Miércoles Digital