El cardenal Estanislao Esteban Karlic deberá presentarse el próximo 4 de mayo en los Tribunales de Paraná para responder las preguntas sobre los abusos a menores perpetrados por el cura Justo José Ilarraz, ocurridos entre 1985 y 1993, en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, de Paraná.
La citación se produjo luego de que los jueces Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel tomaran en cuenta el informe de una comisión médica que determinó que el cardenal está en condiciones para declarar en audiencia. Así, los magistrados rechazaron la solicitud del alto prelado para que se lo releve de la obligación de declarar, ya que lo había hecho durante la instrucción, en 2014.
El abogado del prelado, Marciano Martínez, puso reparos a la decisión del Tribunal, aunque la aceptó con cierta resignación: “Ese es el poder. El poder ordena y hay que adecuarse”, sostuvo en diálogo con Entre Ríos Ahora.
No obstante, el letrado reiteró que Karlic “tiene derecho a declarar por escrito” y que en este caso no se cuidaron las “formas” con el anciano y una de las máximas autoridades de la Iglesia Católica de Paraná. “Es una persona muy enferma, tiene 92 años, tiene dos operaciones, es enfermo de cáncer y de muchísimas otras enfermedades”, planteó Martínez al referirse a Karlic
El letrado del arzobispado dijo que aún no se comunicó con Karlic para analizar la resolución del Tribunal, pero aseguró que los jueces podían haber tomado otras alternativas para obtener su declaración: “Pienso que esta situación lo puede afectar. Podrían haberle tomado declaración donde él vive. Hay muchas formas para que no sufra más de lo que esta sufriendo, pero eso depende de la buena voluntad del Tribunal”, aseguró.
—¿Quiere decir que no hubo buena voluntad por parte del Tribunal?
—No califico, es un decir, ellos sabrán. Vinieron tres profesionales, le preguntaron –a Karlic- sobre la familia. Estaban investigando si tenía memoria. Si a mí me preguntan sobre mi familia me voy a acordar. Ellos eran yugoslavos [NdelaR: croatas] cuando llegaron, todo esto está muy metido –en la memoria-. Pero bueno, uno se da cuenta los actos que pretende el Tribunal.
—¿Cree que quieren exposición mediática?
—Yo creo que no, pero hay formas y formas. Él lo hará dentro de sus posibilidades, sufrirá como toda persona sufre y más cuando no son comprendidas. Ahí viene el sufrimiento mayor. Su vida es otra dimensión: es un hombre de fe, de religión; no sabe estas cosas de la vida común, del proceso penal. Él se maneja con el amor, la comprensión, con la fraternidad. Nunca piensa que haya personas que quieran ponerlo en una situación molesta.
—¿Piensa que tiene que ir a Tribunales acompañado por personal médico? Por cualquier situación que pueda surgir.
—No sé, voy a tratar de que lo anoticien bien, qué fecha, cuándo, dónde. Yo, como abogado, pienso que él tiene derecho a declarar por escrito. Karlic ya lo hizo, contestó tres preguntas ¿por qué tiene que ser oral? El Código Procesal Penal establece que determinadas personas, como el gobernador, ministros y las autoridades de la religión católica tienen la posibilidad de declarar por escrito. No quiero adelantarme, quiero ver los fundamentos. Los jueces deben saber esto.
Por último, el letrado que representa a Karlic aseguró que “en principio él quiere cumplir” y que los “asesores son los que dirán lo que puede hacer o no”. “Yo pienso que es una persona que está más allá de esta vida mundana, de los problemas de tribunales”, acotó.
“Él tiene problemas de memoria, como yo, con seis años menos. Todos tenemos problemas de memoria. La falta de memoria es una condición humana, sino seríamos una computadora donde uno apreta un botón y sale lo que dijo o escribió hace 20 años”, finalizó.
De ese modo, el abogado de Karlic pareció anticipar que el próximo 4 de mayo el cardenal no recordará demasiado de lo ocurrido hace más de dos décadas atrás en el Seminario, cuando ordenó investigar a Ilarraz a partir de las denuncias de cuatro seminaristas que contaron que fueron abusados por el cura.
El entonces obispo abrió la investigación interna en 1995 y la dio por finalizada un año después, en 1996, cuando ordenó guardar las actuaciones en el archivo secreto de la curia y “castigó” a Ilarraz con el destierro a Roma, Italia.
Gonzalo Núñez
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.