“Un sueño hecho realidad”. Así definió Julio Solanas, en su rol de intendente de Paraná, el 6 de diciembre de 1995, la obra de la nueva terminal de ómnibus, al dejarla inaugurada a escasos cuatro días del final de su mandato.
El edificio, ubicado en Avenida Ramírez, en el predio donde estaba el Mercado de Abasto, a metros de la Vieja Estación que por entonces era centro de otro ambicioso proyecto, fue habilitado de apuro, con detalles sin terminar, y con una vida útil que, al menos, se proyectaba para 30 años.
Es que ese período -tres décadas, hasta 2025- fue el tiempo establecido, en aquel momento, a la concesión otorgada a privados para explotar la nueva Terminal Supremo Entrerriano. Con opción a prórroga.
Sin embargo, la capacidad operativa de la estación nueva empezó a ponerse en duda bastante antes de esa fecha, tanto que por estos días, cuando van sólo 22 años, ya se iniciaron acciones concretas para hacer otra. Antes, estudios técnicos realizados sobre el tránsito y transporte de la ciudad, como el encarado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2013, hablan de la conveniencia de trasladar la actual terminal de ómnibus y una de las opciones de ubicación es la elegida ahora.
Hace más de dos décadas, Solanas, intendente de la ciudad en el período 1991-1995, apelaba a un recurso repetido hace poco en campañas proselitistas locales –los sueños de los votantes-, al poner en marcha la obra antes de irse.
Con avisos importantes en los medios locales y números musicales, se realizó un acto de inauguración en la noche del 6 de diciembre que contó con la presencia del gobernador de entonces, Mario Moine, el intendente de Santa Fe y gobernador electo, Jorge Obeid; el presidente del STJ, Carlos Chiara Díaz, y el arzobispo de Paraná, Estanislao Karlic, entre otros. En su discurso, Solanas aseguraba lo siguiente: “Un sueño que teníamos todos se ha hecho realidad”, al tiempo que destacaba el carácter privado de la obra, lo que no “no le salió un peso a la Municipalidad”. Eso se lee en las crónicas de los dos diarios de ese momento- El Diario y Hora Cero-. Los textos, acompañados de fotos cargadas de altos funcionarios y en una de risa amplia y contagiosa, detallan las características de la obra, poniendo énfasis en la incorporación de 20 andenes y la protección a los pasajeros ante inclemencias climáticas. Y dejan la sensación de que la terminal iba a ser para rato. Pero a poco andar empezaron las quejas sobre la ubicación, en el medio de la ciudad, y la poca comodidad de la infraestructura.
Cómo fueron los hechos
En 1993, la gestión de Solanas llamó a privados para construir una Nueva Estación Terminal de Ómnibus en la ciudad. La convocatoria incluía la construcción y la posterior explotación de la estación. Y también contemplaba la explotación de un centro comercial en el viejo edificio de las Cinco Esquina, donde los colectivos llegaron hasta diciembre de 1995. Esta última iniciativa preveía un espacio reservado para el funcionamiento de un Centro Cultural Municipal, que nunca se hizo.
La propuesta elegida, entre tres, fue la de las empresas Construcciones AC Caballi SA, Zodiaco SA y Devinar SRL, luego agrupadas en la firma Potenciar, actual concesionaria. En mayo de 1994 se rubricó el contrato de concesión, en el que figura una vigencia de 30 años y la alternativa de prórroga. Se fijó un canon mensual de 1.035,00 pesos o el 2% de los ingresos, “el que resultare menor, a valores de octubre de 1993, a partir del vencimiento del plazo fijado para la construcción de la Nueva Estación Terminal de Ómnibus”, se lee en el texto de 1994. Se preveía que el monto del contrato iba a ser reajustado; pero en 2013, cuando este sitio publicó una nota sobre las concesiones municipales largas y baratas, el monto se ubicaba apenas entre los 2.200 y 2.400 pesos, según la información proporcionada por la Dirección de Concesiones de la Municipalidad.
Las obras en el edificio de la vieja terminal nunca avanzaron y tras cuatro años, en 1998, se firmó un nuevo contrato que dejó afuera las exigencias en el predio de la Cinco Esquinas e incluyó una serie de cambios en las obligaciones de la concesionaria, en la que ya Caballi, también de Marizza, cedió sus derechos a las otras dos firmas. Las modificaciones fueron refrendadas por el Concejo Deliberante, mediante la ordenanza 7.979, y “los retoques” en el acuerdo se basaron en el hecho de que hasta el momento no se había construido el Centro Comercial y Cultural y “los vecinos de la zona, en variadas exteriorizaciones, han planteado la necesidad de revertir la situación existente reclamando se le dé al predio de la ex Terminal de Ómnibus, un uso concreto en orden al interés general, que posibilite una reactivación del área”, se lee en el contrato reformado de 1998. Pasaron más de quince años de aquella demanda y todo sigue igual.
Una de las nuevas condiciones era que la concesionaria invirtiera en la Nueva Terminal, dentro de los dieciocho meses de la firma del convenio, “una suma no inferior a los 200 mil pesos, incluyéndose dentro de dicha inversión el equipamiento necesario para dotar de las instalaciones que permitan una climatización adecuada a dicha estación”. Pero no se instaló como tampoco otros servicios, lo que volvieron a la estación rudimentaria, con estrecha comodidad para los pasajeros.
Lo que viene
“La ciudad de Paraná no puede seguir con la (Terminal) actual», aseveraba hace un año el intendente Sergio Varisco. Así las cosas, en noviembre, la obra de la Nueva Terminal de Ómnibus fue declarada de interés Municipal, mediante la ordenanza N° 9.512. La norma autoriza al Ejecutivo Municipal a llamar a concurso público de proyectos, mediante el cual se definan los lineamientos de la futura estructura edilicia y funcional de la Nueva Terminal. El 23 de diciembre pasado, el Concejo aprobó una ordenanza, declarando de utilidad pública y sujetos a expropiación, y subsidiariamente su compra directa, de los terrenos ubicados entre calles Antonio Crespo, Juan Ambrosetti, Raúl Uranga y 3 de Febrero para instalar ahí la nueva terminal. Es de esperar que esta vez sea una estación confortable, funcional, y con proyección para atender las necesidades de largo plazo del sistema de transporte.
Marta Marozzini
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.