Por Sebastián Martínez (*)

El periodismo tiene diferentes facetas, muchas de ellas fascinantes. Con el paso de los años, ya sea como lector o escucha o como hacedor, uno se va aburriendo de algunas de sus formas.

En cuanto a la cuestión argumentativa y el intercambio de debates, los programas deportivos suelen ser un buen espectáculo. Se ve gente pasional, otros más pensantes, pero todos enfundados en lo que se trata en ese día: si el lateral derecho debe priorizar romper la defensa rival o simplemente solo debe cuidar que no desborden su defensa.

Lo tedioso de esto es la repetición temática y que, al final de cuentas, todo depende desde qué lado se discuta, cuál sea la camiseta que uno tenga puesta. Fin.

En este sentido, la política encuentra una mayor variedad de temas, en los cuales se puede profundizar, recurrir a especialistas, rever la historia reciente, mirar lo que sucede en otros lugares del mundo y también debatir. En un estudio de TV o en una mesa de café. Y quizás, una de las mayores riquezas en navegar estas aguas periodísticas sea que uno puede incidir en la sociedad que lo rodea. Uno siente que está discutiendo sobre algo más relevante que si un lateral derecho debe priorizar el ataque o la defensa.

Con estos dilemas a cuestas, uno mira la actualidad argentina.

Este martes fue un día triste. Quizás algunos sectores festejaron un ansiado fallo. Y hasta descorcharon alguna botella reservada para la ocasión; pero fue un día triste. Triste para los que creemos que el debate político tiene sentido. Que la actividad política es performativa del presente.

Con indicadores sociales escandalosos, vemos cómo los sectores de poder se desvelan sólo por sus intereses. Y que los hechos, que siguen sucediendo pese a todo, poco cambian lo que cada uno ve como realidad. Unos festejan un fallo histórico, otros ven la concreción de una ruidosa operación de persecución política.

Justicia independiente o lawfare. Argumentos jurídicos o manifiesto mafioso. Asociación ilícita de funcionarios o de jueces. Candidata, presa o muerta. Cada uno puede elegir con qué prisma mirar la realidad, y a qué título darle click. Todo dependerá de la camiseta que se quiera poner. Como en el fútbol.

¿Debemos llenar páginas en blanco con análisis y entrevistas? ¿Debemos producir contenidos periodísticos? Hablar, hablar y hablar… ¿para qué?

 

 

(*) Sebastián Martínez es periodista.