Fue muy chica cuando conquistó un terreno muy grande. A los 17 su historia dio vuelta por todo el país, cuando consiguió que la Escuela Normal Antonio Sagarna, de Nogoyá, la autorizara a cursar vestida de mujer, siendo varón para los registros oficiales. Ya instalada en Paraná, por razones de estudio universitarios, se volcó a la militancia con un enfoque de género y fue referencia en diferentes debates.

En junio 2012, Keili logró, de acuerdo a la flamante Ley de Género, imprimir el nombre que ella había elegido.

Militó en Paraná, protagonizó batallas que otros habían resuelto dejar pasar, anotó su nombre en listas de candidatos por la Izquierda, batalló las batallas que quiso dar y ahora está recluida en su ciudad, Nogoyá, porque, como dice, hay que sobrevivir también: ahora juega a las bochas, pero sigue atenta a lo que ocurre en la sociedad y sobre todo al resurgir de los mensajes de odio y discriminación, como los que oficializó el presidente Javier Milei en su ponencia en el Foro Económico de Davos, Suiza.

«El feminismo radical es una distorsión del concepto de igualdad y aún en su versión más benévola es redundante, ya que la igualdad ante la ley ya existe en Occidente. Todo lo demás es búsqueda de privilegios, que es lo que el feminismo radical realmente pretende, poniendo a una mitad de la población en contra de la otra cuando deberían estar del mismo lado. Llegamos, incluso, al punto de normalizar que muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima”, dijo Milei el jueves 23.

“Vaya tarea que se mandaron con estas aberraciones del aborto –apuntó-. Desde estos foros se promueve la agenda LGBT, queriendo imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres sólo si así se autoperciben y nada dicen de cuando un hombre se disfraza de mujer y mata a su rival en un ring de boxeo o cuando un preso alega ser mujer y termina violando a cuanta mujer se le cruce por delante en la prisión”.

Dice Keili González: “No me sorprende para nada esto que dijo ahora. Está dentro de lo que sería su plataforma. Ya antes de ganar las elecciones tenía un discurso fuertemente contrario hacia la comunidad LGBT, producto de una profunda ignorancia, un odio instalado. Bueno, la sociedad eligió eso. Lo que sí a mí me sorprende es la quietud de la sociedad y ahí tengo que hacer responsable a las dirigencias políticas. Lo que genera la no construcción de la lucha, la no organización de la lucha, es que permiten que estos discursos se instalen, y pretendan derribar derechos que tanto tiempo nos costó conquistar”.

No ve, y lo lamenta, “un fuerte repudio hacia ese discurso de odio que imagina a la homosexualidad asociada con la pedofilia, que subestima las causales por violencia de género. Esperamos del Presidente de la Nación que se maneje con datos precisos y que acompañe la erradicación de toda esa violencia de la que son víctimas las disidencias, las mujeres. La violencia que padecemos es sumamente grave”.

“No viene sólo un ataque a las disidencias, sino también a la transversalidad, a los derechos de la clase obrera, y así dentro de la clase obrera también tenemos que meter lo que sería el movimiento feminista, a la diversidad, al ambientalismo. Lamentablemente, vemos a la oposición de una manera bastante quieta, y digamos también que la posición de la CGT le ha permitido a este gobierno avanzar en la precarización de nuestras vidas. Pero yo también hago responsable al peronismo, que conduce el movimiento de masa de la clase obrera. Aún cuando la Izquierda representa mejor los intereses de la clase obrera, gran parte de la masa obrera está con el peronismo y al peronismo lo vemos de brazos cruzados”.

La dirigente trava-trans oriunda de Nogoyá cree con firmeza en la necesidad de “salir a las calles para ponerle un freno a Milei, pero además para avanzar en aquello que nos hace falta”.

Lo que no pudo el gobierno del expresidente Mauricio Macri sí lo está pudiendo hacer la administración de La Libertad Avanza. “Y tiene que ver con la decisión de la dirigencia del PJ que traicionó a sus bases y permite que el descontento no avance de manera profunda. Hay una meseta respecto a la lucha, lo vemos, y eso el gobierno lo postula como un triunfo. No hay más cortes de calles, aplica un protocolo antipiquete, habla de baja de inflación pero no menciona la crisis sanitaria profunda que estamos pasando. Pero, reitero, la sociedad ha elegido darle una ficha a este gobierno y apostar”, sostiene.

Ve, entonces, un discurso político corrido demasiado hacia la derecha, incluso de sectores que antes se asumían como progresistas. “Y así, algunos salen decir que estuvo mal que se haya debatido aborto, que se haya debatido la identidad de género, porque entienden que para ellos eso fue la pérdida de votos en la última elección”, analiza.

Introduce entonces la necesidad de “un debate profundo y sincero” en el movimiento feminista. “Si Milei hace lo que está haciendo es porque los derechos no estaban instalados o conquistados tal y como discursivamente estaban planteados. Pero también nos debemos un discurso honesto entre nosotras y eso implica no apelar a una política de la bronca y castigarnos, pero sí tenemos la responsabilidad de debatir. Está claro que como todo movimiento y como todo espacio de lucha, el movimiento feminista genera un desgaste terrible”, opina.

Aunque entiende los límites de la resistencia y la lucha. “También creo que al atacar nuestras condiciones de vida, las precarizas, y eso hace que nuestras posibilidades para la lucha sean también acotadas, porque también estamos pensando en sobrevivir. Hay un desgaste que es claro. Los sucesivos gobiernos nos vienen golpeando, lo hizo Macri, lo hizo Alberto y ahora nos termina liquidando Milei”, piensa.

Cree pues que “la diversidad más que nunca debe salir a organizarse. Creo que está difícil, pero el movimiento de la diversidad, como lo ha demostrado en otras épocas, no se lo va a dejar pasar fácilmente a Milei. Es un colectivo que creció en los márgenes, entonces, cuando no tenemos nada más que perder, que tiene que ver con nuestra vida y tenemos para ganarlo todo, entendemos que la organización es la principal herramienta política”.

-Hablas de políticas de ampliación de derechos en otros gobiernos, pero también mencionas que muchos de esos derechos no se hicieron efectivos, sino que todo fue más bien discursivo.

-La Ley de Identidad y Género hablaba del acceso a la vivienda, hablaba del acceso a las mejoras de las condiciones de vida, digamos, y un montón de cuestiones. Esa ley, que fue sancionada en 2012, lo único que permitió era el cambio registral de nombre. Era más discursivo que otra cosa. No estaban garantizados los derechos. Si no fuera así, no podría venir el gobierno de Milei, un gobierno autoritario, a barrer de manera tan sencilla con todas esas conquistas, conquistas que además no estaban garantizadas.

-La batalla es ahora rearmar fuerzas y volver a conquistar esos derechos.

-Hay que salir a la calle y mostrar que son derechos conquistados y que no se puede discursivamente barrer con todo eso. Pero que esto no quede como si fuera un sentido poético la palabra. Quienes crecimos en los márgenes, la comunidad travesti trans, que no tiene nada porque hoy sigue siendo su único ingreso de vida la prostitución, tenemos que lograr organizarnos. Venimos desgastadas, venimos cagadas a palos por los sucesivos gobiernos que hacen que no nos podamos ni siquiera organizar para pegar un grito y decir basta. Y en ese sentido creo que tenemos que reunir tener la capacidad de unificar los criterios, priorizar el bien común para salir a defender lo que nos quieren negar.

-En el medio hubo mucho progresista que se subió al discurso de los derechos de las mujeres y terminaron con acusaciones de abuso a las mujeres.

-Eso no solamente eso se da en el plano nacional, también se da en el plano provincial. A veces a mí me cuesta creer que haya gente que dice tener un pensamiento progresista y que acompañe a gobiernos vinculados absolutamente a la extrema derecha. Eso a mí me llama poderosamente la atención. También me llama poderosamente la atención los militantes que dicen ser del PJ y no tuvieron la cara de abandonar el cargo en el Estado y volver a su laburo. Ahí tiene que ver con la cuestión del individualismo. Esa batalla hay que darla. Pero una va veces se siente golpeada por esos vínculos que construyó, y que después terminan siendo parte de un gobierno tan desastroso y que son pilares fundamentales de la precarización de la vida de la clase obrera.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora