El exminsitro de Cultura y Comunicación, Pedro Ángel Báez, volvió a transitar este lunes los pasillos de Tribunales por una nueva causa por corrupción.

Estuvo el lunes 15 de mayo para declarar como testigo en el juicio que se llevó adelante al empresario santacruceño Ricardo Barreiro, el Jardinero K, que resultó condenado a un año y medio de prisión en suspenso por haber truchado datos en el Registro de Proveedores de la Provincia, ya que también era funcionario público. Barreiro había sido designado en 2012 como coordinador de Relaciones Institucionales del Centro Experimental de Industrias Culturales de Entre Ríos (Ceicer), que dirigía Sebastián Lorenzo, y que dependía, precisamente, del área del ahora diputado provincial por el FPV.

De esa investigación judicial, Báez salió indemne: la mano de la Justicia no lo alcanzó a él, ni a Lorenzo ni tampoco a Aníbal Beorda, actual titular del Ceier, que actuó como gestor de Barreiro.

Pero en la causa en la que Báez declaró este lunes su situación es más complicada. Se trata de una pesquisa de envergadura que llevan adelante los fiscales Sebastián Brugo y Alejandro Cánepa y que se relaciona con la contratación que hizo la administración del exgobernador Sergio Urribarri en 2014 con la productora Nelly Entertainment SA por $28 millones y para la difusión de 4 spots televisivos, de los cuales 3 estaban centrados en resaltar la figura del ahora presidente de la Cámara de Diputados, entonces embarcado en el «Sueño Entrerriano».

En esa causa, Báez está doblemente imputado: por negociaciones incompatibles con la función pública, y también por peculado, una figura mucho más grave, que refiere al uso de dineros públicos para fines que no lo son.

El exministro asistió a la audiencia en la Fiscalía asistido por sus dos letrados: Ignacio Díaz, expresidentes de la sección Paraná del Colegio de Abogados de Entre Ríos, y que ya tiene experiencia en transitar Tribunales con causas que involucran a exfuncionarios. Tuvo a su cargo la defensa de Roberto Forta en la causa en la que resultó condenado a prisión el exsenador Abelardo Pacayut por el desvío de 14 millones de dólares de un Aporte del Tesoro Nacional (ATN) destinado al Puerto Ibicuy.

También Díaz ejerció la defensa de otro exfuncionario, Gustavo Borrajo, condenado a dos años de prisión condicional como autor del delito de negociaciones incompatibles con el ejercicio de sus funciones. Borrajo llegó a Tribunales acusado de haber direccionado una operación de auditoría convenida entre el Banco de Entre Ríos Sociedad Anónima y el gobierno de la provincia, en favor del estudio jurídico “Sábato-Rioja & Asociados”, en Capital Federal, y del cual él mismo sería integrante.

Borrajo fue, además, director de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Economía de la Provincia.

Junto a Díaz, el abogado José Velázquez se sumó a la defensa del exministro Báez.

Desde Tribunales, hay mucha cautela a la hora de brindar datos respecto de lo que declaró hoy el exministro. Esperan contar el testimonio, este miércoles, de Jorge «Corcho» Rodríguez, directivo de Nelly Entertainment SA, en cuyo directorio está también Facundo de Vido, hijo del todopoderoso exministro de Planificación Federal, Julio de Vido.

Como ya dio cuenta Entre Ríos Ahora, hay dos líneas investigativas en la Justicia: cómo fue que se contrató a una productora de Buenos Aires por una abultada cifra, $28 millones, de qué modo se dio el proceso de contratación –con autorizaciones en tiempo récord en los distintos organismos de contralor—y si los 4 spots de difusión contratados  fueron para dar a conocer la Cumbre del Mercosur, o más directamente se aplicó a la campaña proselitista del “Sueño Entrerriano”.

El “Sueño Entrerriano”, y su financiamiento, es todo un tema todavía no investigado a nivel judicial: con qué fondos se financió la aventura presidencialista de Urribarri. En principio, los números del Presupuesto dan que entre 2014 y 2015 el presupuesto del Ministerio de Báez trepó más del doble: pasó de $45 millones a $98 millones, sin considerar los refuerzos presupuestarios. Aquellos $28 millones que se alzó Nelly Entertainment, que no fueron rendidos como gastos de la Cumbre de Presidentes, ¿fueron para difusión del encuentro de presidentes o para instalar la figura de Urribarri? ¿Y en ese caso, cabe agregar ese abultadísimo monto a los gastos del Ministerio de Báez también? ¿O más aún: ese dinero tuvo un uso reprochable por cuanto se echó mano a fondos del Estado para actividades privadas, en este caso las actividades proselitistas del exgobernaor Urribarri?

La Ley 10.327 promulgada el 20 de octubre de 2014, que declaró de interés la 47ª Cumbre del Mercosur que se realizó en diciembre de ese año en Paraná, facultó al Poder Ejecutivo a utilizar el procedimiento de contratación directa para ejecutar obras, contratar servicios, adquirir suministros y realizar toda otra compra u operación necesaria para realizar eventos inherentes al encuentro de los jefes de Estado de la región.

La autorización legal que permitió al Ejecutivo eludir los procedimientos naturales de licitación pública, cotejo de precios, etcétera, pero bajo la exigencia de que lo contratado por vía directa sea lo estrictamente necesario para la organización y realización de la Cumbre. Sin embargo, el Gobierno Provincial contrató la difusión de spots por redes sociales y Youtube, por más de 28 millones con la firma Nelly Entertainment, para dar a conocer cuatro videos, de los cuales, tres no tenían absolutamente nada que ver con la visita de los presidentes del Mercosur.

O sea, buena parte de ese gasto se habría usado para pagar el “Sueño Entrerriano” de Urribarri y la instalación de su figura en el orden nacional, hasta que su candidatura terminó opacada por Daniel Scioli.

Así, la contratación no podría enmarcarse en la autorización legislativa del artículo 2º de la Ley 10.327, porque por más amplio que fuera dicho salvoconducto, solo uno de los vídeos que se subió a las redes tenía relación directa con la Cumbre: un material fílmico en el que Urribarri aparece brindando un saludo de bienvenida a los presidentes. Los otros tres se refieren pura y exclusivamente a propaganda sobre la gestión del por entonces precandidato a Presidente.

Pero esa no sería la única particularidad llamativa del Expediente Nº 1656798, iniciado el 25 de noviembre de 2014 a instancias del exministro de Cultura y Comunicación, Pedro Báez, e identificado “Área Técnico-Administrativa – Dirección General De Despacho – Subsecretaría de Gestión Administrativa y Asuntos Jurídicos – Secretaría de Comunicación –Ministerio de Cultura y Comunicación – Poder Ejecutivo”.

Otra peculiaridad es el ritmo vertiginoso de su tramitación. Si bien es razonable que se trataba de gestiones que requerían de cierta celeridad, es llamativo, para cualquiera que haya realizado alguna vez un trámite en la Administración Pública Provincial, que en cinco días hábiles (27 y 28 de Noviembre, y 1º, 2 y 3 de diciembre de 2014), el Expediente Nº 1656798 recorrió los despachos de diez funcionarios de los organismos de control (Tribunal de Cuentas –la asesoría jurídica, su presidente, Guillermo Smaldone, y los cinco fiscales de Cuentas–, Fiscalía de Estado, Contaduría General –su asesor jurídico y su presidente–) cosechando a su paso expeditos dictámenes favorables. Corresponde aclarar que los diez funcionarios encargados de los controles previos de la actividad estatal dictaminaron sobre un proyecto del disuelto Ministerio de Cultura “en abstracto”, es decir, sin ver los materiales que Báez pensaba difundir por contratación directa, pero no deja de llamar la atención de cualquier experto en vericuetos administrativos la agilidad puesta de manifiesto por dichos organismos en el caso en particular.

Pero, quizás por ese frenético derrotero del expediente, ninguno de los controladores advirtió tampoco que el exministro de Cultura no aclaraba si la difusión sería local o nacional, como tampoco especificaba en su pedido el plazo de la campaña, el monto de la contratación, el presupuesto estimativo, los horarios, canales, programas, redes, o demás detalles adonde se pretendía incluir el material referido a “políticas públicas”, detalles de importancia, dado que si bien la Ley 10327 autorizaba a la contratación directa, en su artículo 8ª mandaba aplicar expresamente la Ley de Contabilidad y los principios del derecho administrativo, que establecen topes, formas y garantías para los eventuales participantes de cualquier proceso de contratación con el Estado.

Con todas esas maratónicas autorizaciones, el exministro Báez avanzó y el 4 de diciembre resolvió interesar a los medios de comunicación y agencias de publicidad para que propongan un esquema para la difusión de los cuatro spots “inherentes” a la Cumbre, en el exiguo plazo de 4 días. Dicha invitación a ofertar fue realizada en “El Diario” de Paraná, y en ningún otro medio escrito local ni nacional. El viejo diario que fuera radical y ahora está en manos de empresarios amigos del Gobierno Provincial demostró tener una llegada inusitada, ya que logró el interés de cuatro empresas de Buenos Aires que el 9 de diciembre presentaron sus ofertas entre las 7.10 y las 9.55 horas.

Con las ofertas a las vista, Báez y los funcionarios de su ministerio decidieron que sólo dos cumplían con los requisitos, exigencias sólo conocidas por ellos, ya que no había un precio testigo que pudiera establecer que 31 millones era una cifra adecuada, como así tampoco había un pliego de condiciones mínimas para explicar a los interesados cuáles eran las necesidades de difusión del Poder Ejecutivo Provincial. Tan poca referencia tenían los oferentes, que una de las propuestas se olvidó de enmarcar la contratación en la Cumbre del Mercosur y se presentó para difundir los spots “para publicitar los logros de los 7 años de gobierno”.

Así las cosas, en cinco días, el Gobierno Provincial publicó el aviso en “El Diario”, recibió las ofertas, descartó las que no cumplían con sus requisitos y publicó el Decreto 4800/14. El 9 de diciembre de 2014, entre las 10 (hora de cierre de las presentaciones de los interesados) y las 13 horas, con una intervención que quedará en los anales de la eficiencia estatal, el proceso de contratación recibió el aval del director de la Unidad Operativa creada especialmente para la Cumbre, el director general de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Comunicación y Cultura, el exministro Pedro Báez, el exgobernador Sergio Urribarri y la directora de Despacho (estos últimos para la elaboración del Decreto emitido ese mismo día).

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.