El lunes 13 de noviembre, a las 9 de la mañana, en los Tribunales de Paraná, se iniciará el segundo juicio oral a un miembro del clero acusado penalmente por graves hechos de abusos a menores.  Ese día, el sacerdote Justo José Ilarraz, suspendido por la Iglesia para el oficio de misas en público desde 2012, se sentará en el banquillo de los acusados, para escuchar los siete cargos que pesan sobre él por corrupción de menores, hechos que ocurrieron mientras fue prefecto de disciplina en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, entre 1985 y 1993.

Los abusados eran adolescentes que cursaban el ciclo básico de la escuela secundaria como pupilos en el denominado Seminario Menor, un colegio que todavía hoy existe y que está orientado al sacerdocio. De los siete denunciantes de Ilarraz, sólo uno llegó a ordenarse como cura, pero abandonó al poco tiempo. Todos terminaron con sus vidas estragadas por el dolor, la vergüenza y el silencio que envolvió a esos delitos que ocurrieron puertas adentro de la Iglesia. Ilarraz, no: en 1993 el entonces arzobispo Estanisla Karlic firmó la autorización para que se marchara a Roma, y de Roma, el exprefecto de disciplina del Seminario ya no volvió a Paraná: se radicó en Buenos Aires, abandonó por algún tiempo el sacerdocio y después un obispo, Bernardo Witte, de Concepción, Tucumán, le dio cobijo.

En 2004, el ahora arzobispo emérito de Paraná, Mario Maulión, firmó su excardinación:  la posibilidad de que se radique en otra diócesis, y siga siendo cura, a pesar de los cargos que pesaban sobre Ilarraz. En la Justicia, cuando fue citado en el marco de la causa Ilarraz, Maulión, imitó a Pilatos: que a él no le correspondió tomar ninguna medida “ya que se trataban de hechos acaecidos con anterioridad a su asunción”, que en 2010 recibió una nota firmada por varios sacerdotes en la que le pedían que lo denunciara en la Justicia, “pero su tratamiento quedó para el nuevo obispo porque él ya estaba dejando sus funciones”, que “tenía conocimiento de la situación del sacerdote Ilarraz pero no en forma detallada y pormenorizada”, tal lo que declaró en los Tribunales.

El 5 de julio de 1995, Karlic  firmó un decreto por el que encomendó al abogado sacerdote Silvio Fariña Vaccarezza “la realización de una investigación cautelosa” sobreIlarraz a partir de las sospechas de que hubiese cometido “delitos graves” mientras integró el equipo de superiores del Seminario Arquidiocesano. Una vez concluida esa investigación, que debía ser hecha “con el mayor sigilo”, y resuelto cómo actuar sobre Ilarraz, todas las actuaciones se guardasen “en el archivo secreto” de la Curia.

La investigación se ordenó cuando Ilarraz estaba en Roma, de modo que nunca declaró en ese sumario que llevó adelante Fariña. El decreto N° 39/93 firmado por Karlic lo autorizó a ausentarse de Paraná por un período de dos años; ese permiso después se extendió hasta 1996.Ilarraz regresó en los primeros meses de 1997.

Concluida la investigación en Paraná, Karlic firmó el 18 de diciembre de 1996 un decreto sin numerar a través del cual prohibió al cura “venir y permanecer en el territorio de la Arquidiócesis de Paraná, así como tener comunicación de cualquier tipo con los seminaristas”.

El decreto que firmó Karlic, y por el que dispuso la expulsión de Ilarraz, es revelador. Dice que “con las declaraciones que se suceden en torno al comportamiento del presbítero Ilarraz en la época que fuera superior del Seminario Menor queda revelado el daño producido a personas e instituciones”.

Y que “ese daño producido, que debe ser reparado y evitado en el futuro, es consecuencia de la conducta del presbítero Justo José Ilarraz, ya que cuatro testimonios de forma unánime así lo afirman”.

Ilarraz recién fue suspendido para el ejercicio sacerdotal dentro de la Iglesia Católica recién el 7 de septiembre de 2012, por acuerdo del arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, y su par de Concepción, Tucumán, adonde estaba radicado, José María Rossi.

El jueves 13 de septiembre de 2012, la revista “Análisis” publicó en su portada la historia de los abusos de Ilarraz, al día siguiente, el viernes 14, en el Centro Mariápolis, todo el clero se reunió en un encuentro que debía ser secreto: allí, Puiggari y Karlic aceptaron que sabían de los abusos, y hubo un fuerte cruce de palabras con el cura Leonardo Tovar, que les reprochó el silencio a las autoridades eclesiásticas.

Luego de la publicación de “Análisis”, la Procuración General actuó de oficio, y encomendó al entonces fiscal de Cámara –hoy juez–, Rafael Cotorruelo, ponerse al frente de la investigación. El martes 18 de septiembre de 2012, los primeros dos testimonios de víctimas se sumaron a un expediente que quedó en manos del por esos días juez de Instrucción Alejandro Grippo, el primero en oponerse al planteo de prescripción de la defensa de Ilarraz. Después, el caso terminaría en manos de la jueza Susana María Paola Firpo, que le dictó el procesamiento el 10 de julio de 2015. El tercer juez de la causa Ilarraz, Pablo Zoff, la elevó a juicio oral el 17 de agosto de 2016.

El tribunal encargado de juzgar a Ilarraz está conformado por tres jueces de distintos puntos de la provincia, Alicia Cristina Vivian (Gualeguaychú), Edwin Ives Leonardo Bastian (Concordia), y Darío Ernesto Crespo (Gualeguay). Las audiencias orales se desarrollarán los días 13, 14, 15, 21, 22, 23, 24, 27, 28. 29, 30 de noviembre, en tanto que los días 1°, 4, 5 de diciembre, desde las 9, serán los alegatos.

Ilarrz será el segundo sacerdote que se sienta en el banquillo acusado por el delito de abuso y corrupción de menores. El 6 de septiembre, el cura Juan Diego Escobar Gaviria fue condenado, por los mismos hechos, a la pena de 25 años de cárcel.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.