El cura José Vicente Reynaldo Falcón, actual párroco de Cerrito, quiso eludir el contacto con la prensa, luego de testimoniar en el juicio que se le sigue al cura Justo José Ilarraz por los abusos que denunciaron siete víctimas en el Seminario Arquidiocesano de Paraná, pero al final cedió a la persecución de los periodistas. Se detuvo justo en la entrada de Tribunales, junto a los detectores de metales.

Fue elusivo, dijo que no supo por qué debió declarar como testigo en la octava jornada de debates del juicio oral. Fue uno de los seis que testimoniaron este viernes, de los ocho que habían sido citados. El sacerdote Mario Gervasoni fue bajado de la lista porque tiene una causa por falso testimonio; otro sacerdote, Alfonso Dittler, no da señales de vida. Se cree que está en Uruguay, pero la Fiscalía no pudo hallarlo, y ya desistió de su testimonio.

Falcón se erigió como un defensor de Ilarraz.

-¿Les cree a las víctimas?

-No puedo decir si les creo o no.

Falcón fue vicecanciller de la curia en tiempos del gobierno de Estanislao Karlic, que dirigió la Iglesia de Paraná entre 1983 y 2003.

Cuando declaró, en la etapa de instrucción, dijo que conoció a Ilarraz durante el tiempo en el que fue seminarista, de 1980 a 1991. “Nunca advirtió nada extraño. Ilarraz siempre le pareció respetable, generoso con los bedeles y los chicos. Lo apreciaba. Recuerdo algún par de veces haberlo encontrado por las noches haciendo recorrida por el pabellón antes de apagar las luces, controlando que todos los chicos hayan cumplido con los deberes que se le encomendaban, como ser higiene, lecturas espirituales recomendadas y luego mantener el orden porque lo que recuerdo es que eran muchos, más de 40 en el pabellón. Nunca sospechó nada, no tuvo trato personal con los denunciantes para decir cómo eran”, dijo entonces.

En la audiencia de este viernes, su testimonio no mereció mayor interés, al punto de que fue brevísimo.

Silvio Fariña, párroco de San Cayetano, instructor de justicia de la Iglesia, responsable, en 1995, de llevar adelante la investigación canónica que ordenó el arzobispo Estanislao Esteban Karlic a partir de la denuncia de cuatro víctimas, fue el testimonio más esperado.

Fariña fue encomendado por Karlic para tomar declaraciones a víctimas y testigos, y después cerrar la investigación, en 1996, con la sanción dispuesta por el arzobispo, luego de corroborar la existencia de los abusos en el Seminario. Ilarraz fue condenado al destierro.

Aunque de todo eso el cura se enteró en Roma, adonde había viajado en 1993, autorizado por Karlic, para cursar la Licenciatura en Misionología en la Universidad Urbaniana.
Fariña conoció al dedillo la instrucción que ordenó Karlic desde su inicio hasta su finalización: es abogado.

El fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull contó que Fariña “dio precisiones” sobre aquella investigación que se realizó entre 1995 y 1996 sobre Ilarraz. Pero el dato más revelador: confirmó la tesis de Karlic respecto a que Ilarraz estaba al tanto de las denuncias, que se arrepintió y que pidió perdón.

“Fariña manifestó que el único contacto que tuvo en esos años con Karlic fue por el caso Ilarraz. Y que en ese ámbito, de reunión diaria o periódica por este tema, Karlic le dijo que Ilarraz le había dicho que estaba arrepentido. Conocimiento de los hechos Ilarraz tenía porque había sido sometido ya a una pericia psicológica en Roma, donde el mismo Ilarraz dice, al declarar, que le habían dicho que era por unos manoseos, restándole gravedad al asunto. Esto, además, lo cuenta Ilarraz en su indagatoria, que sabía quiénes eran las víctimas. En ese contexto, Fariña toma conocimiento por Karlic de su arrepentimiento. Y contó que Karlic tenía contactos con Ilarraz, y esto a raíz de que en ese tiempo Karlic viajaba mucho a Roma y tenía reuniones con ilarraz por esta cuestión. Así lo iba anoticiando Karlic a Ilarraz. Y que Karlic lo debe haber anoticiado de la sanción que le impusieron porque de hecho la cumplió, no viniendo más a la diócesis”, detalló Ramírez Montrull.

El defensor de Ilarraz, Jorge Muñoz, reprochó que esa investigación no se haya puesto en conocimiento de Ilarraz, y que así se afectó el derecho de defensa. “Pero Fariña explicó que dentro de la investigación, era Karlic quien ponía en conocimiento de Ilarraz de lo que se hacía. Si bien dijo que no tiene constancia en qué forma, pero sí sabe que Karlic fue informandolo de cada paso a Ilarraz. Por eso mismo, concluye que aceptó en definitiva la sanción que le impusieron, y sabía de los hechos que se lo acusaba“, detalló el fiscal.

Luego de concluir su declaración en el salón de audiencias ante los jueces Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel, Fariña buscó desesperadamente la puerta de salida.
Equivocó el camino. Intentó salir por la puerta contigua al salón de audiencias, que da a calle Córdoba, pero ese acceso sólo se habilita para Ilarraz.

Los periodistas lo abordaron de inmediato, pero entonces Fariña inició una salida rápída por los pasillos de Tribunales, atestado a media mañana de mucha gente. Sorteó como pudo el asedio de la prensa casi sin pronunciar palabra.

Ninguna pregunta encontraba respuesta.

Al final, concedió:

-¿Qué espera de este juicio?

-Que se haga justicia.

El cura Mario Olivera fue uno de los firmantes de la nota que en 2010 se presentó al entonces arzobispo Mario Maulión, alertándolo de los abusos de Ilarraz en el Seminario.

En la instrucción, contó que “el conocimiento de los hechos lo tuve en ese momento de la nota, durante mi estadía en el seminario nunca había escuchado de estas causas. Al dejar esto escrito, queríamos dejar algo escrito interno para el Arzobispo -en ese momento Maulión- , para que a las palabras no se las lleve al viento. Entonces lo presentó el Decano que en ese momento era el padre José Carlos Wendler, entonces supuestamente él la ha presentado en la reunión que tienen todos los Decanos con el Arzobispo. El padre Leonardo Tovar dijo que tenía contacto con las víctimas, supuestamente. Es todo lo que sé”.

Al salir hoy de la sala de audiencias, se mostró hosco. “No me acuerdo”, respondió ante la consulta por su nombre. No quiso contar nada de lo que dijo en el tribunal, y se fue.

El lunes, la actividad empezar a las 8,30 con una inspección en el Seminario, al que concurrirán todas las partes, las víctimas y el cura Ilarraz. Las testimoniales serán por la tarde, a partir de las 17,30.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.