Cuatro años atrás, el jueves 13 de septiembre de 2012, la revista «Análisis» publicó una nota que se constituiría en la piedra de toque que abriría una investigación en la Justicia que todavía sigue: la causa penal contra el cura Justo José Ilarraz por los abusos cometidos en el Seminario Arquidiocesano de Paraná, adonde fue prefecto de disciplina, entre 1985 y 1993.
«El abusador que ocultó la Iglesia», se tituló la nota. «Ilarraz Justo José s/Promoción la corrupción agravada», se caratuló la cauas que entonces se abrió en la Justicia y que hoy acumula las denuncias de siete víctimas que fueron víctimas del cura cuando eran adolescentes y permanecían como pupilos en el Seminario. En Tribunales, la causa penal avanzó al punto que el expediente Ilarraz está a punto de llegar a la instancia de juicio oral.
En medio, los tres últimos arzobispos –Estanislao Karlic, Mario Maulión y Juan Alberto Puiggari– debieron testimoniar en Tribunales, el Vaticano, con Francisco a la cabeza, ordenó reabrir una causa que la Iglesia local ya había clausurado, y la curia se vio expuesta por el modo cómo había resuelto cerrar la investigación diocesana en 1995: probó los abusos y condenó a Ilarraz al destierro.
Los defensores de Ilarraz –que en 1997 volvió de Roma, y ya con la condena que le impuso Karlic, buscó otro destino y se afincó en Tucumán, adonde ahora reside– han batallado para que la causa no avance. El último recurso, contra la decisión del juez Pablo Zoff de elevar el caso a juicio oral. Tres camaristas, Pablo Vírgala, Gustavo Maldonado y Marina Bargaleta deben ahora decidir el entuerto.
Pero una carta de 1997, firmada por Ilarraz mientras estuvo en Roma, confirma lo que las víctimas denunciaron en la Justicia.
«A continuación quisiera pedir a su Excelencia, tenga a bien recibir mi confesión pública a la Iglesia de los hechos que acontecieron durante mi desempeño como perfecto del Seminario Menor”.
Lo afirmó en una carta que entregó a la Vicaria de Roma el 18 de enero de 1997.
“La historia no comenzó desde el momento de mi llegada al mismo (en referencia al Seminario, dice Ilarraz en su carta, agregada como prueba a la causa judicial). Tampoco este tipo de situación morbosa puede ser localizada como la aparición concreta de un hecho que yo pueda señalar. Sin lugar a dudas que fue la concatenación de pequeños hechos de afectos desordenados que fueron dando a lugar a una familiaridad que no condice con la condición del hombre, ni menos de un cristiano y ni qué decir de la condición de sacerdote”, dice en el escrito.
El Vicariato de Roma tomó intervención en el caso de los abusos de Ilarraz a pedido de Karlic, y en 1996 ordenó realizarle una pericia psiquiátrica, a cargo del perito Francesco Raimondo.
Pero cuando declaró el 24 de junio de 2015 ante la jueza Susana María Paola Firpo, Ilarraz desacreditó todos los cargos en su contra, desmintió a Karlic y dijo que todo era un invento. La Justicia piensa lo contrario, y por eso ya lo procesó.
Y en breve, se espera que la causa se eleve a la etapa de juicio oral, cuatro años después de abierta la investigación.
Acá, te contamos la historia de este caso.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.