Veinte años duró el gobierno de la Iglesia de Paraná por parte de Adolfo Servanto Tortolo, entre 1963 y 1983. Lo sucedió Estanislao Estaban Karcli, que duró otros veinte años, hasta 2003. A la renuncia del arzobispo Estanislao Karlic, en 2003, lo sucedió Mario Maulión.
Mario Maulión asumió el gobierno de la diócesis el 9 de julio de 2003 y se mantuvo en el cargo hasta que alcanzó la edad límite para el servicio activo, los 75 años. El 4 de noviembre de 2010 el papa Benedicto XVI aceptó su dimisión, y designó en su reemplazo al entonces obispo de Mar del Plata, exrector del Seminario Arquidiocesano de Paraná, exobispo auxiliar de Paraná, Juan Alberto Puiggari, que tomó posesión de su nueva función el 7 de marzo de 2011.
En el juicio al cura Justo José Ilarraz por los abusos en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, el nombre de Maulión estuvo en un segundo plano. El encubrimiento que le reprochó el Ministerio Público Fiscal a la curia se centró en Karlic y Puiggair. Pero Maulión también supo de los abusos y prefirió no comprometerse en el asunto. El testigo Sergio Romero, excura, se lo contó en 2005; un grupo de ocho sacerdotes se lo planteó en 2010. Entonces, dijo que no era asunto para inmiscuirse, que estaba dejando el gobierno de la Iglesia. Aunque Puiggari dice que lo anotició del caso Ilarraz. Le dijo que había un archivo sobre el caso Ilarraz.
No lo especificó demasiado.
Karlic, Puiggari, Maulión: ninguno de los tres denunció los abusos de Ilarraz.
Durante su declaración como testigo en la etapa de instrucción, en 2014, Maulió dijo en la Justicia que tomó conocimiento de los hechos vinculados a Ilarraz, pero aclaró que sucedieron con anterioridad a que asumiera como arzobispo, como si ello lo eximiera de cualquier responsabilidad. Sostuvo que se enteró «por conversaciones con el señor Hernán Rausch, por una nota de un grupo de sacerdotes y que no puede precisar en qué fecha fue. Que no le correspondía tomar ninguna medida al respecto ya que se trataban de hechos acaecidos con anterioridad a su asunción como arzobispo de Paraná. Que recibió la referida nota de varios sacerdotes pero su tratamiento quedó para el nuevo obispo, porque él ya estaba dejando sus funciones, cree que ya se encontraba como administrador apostólico».
En el auto de procesamiento que dictó el 10 de julio de 2015 la jueza Susana María Paola Firpo, transcribió de forma detallada la declaración de Maulión -que en el juicio oral que se desarrolló entre el 16 de abril y el 10 de mayo fue eximido de testimoniar por su grave estado de salud-, en la que da cuenta que él tomó la decisión de excardinar -permitir que Ilarraz se mude a otra diócesis- en 2004. «Que tenía conocimiento de la situación del sacerdote Ilarraz pero no en forma detallada y pormenorizada; esto fue informado al obispo de la diócesis de Concepción de Tucumán, monseñor (José María) Rossi. Que sólo tuvo conversaciones informales con el señor Hernán Rausch, quién le relató sin muchos detalles la situación de abusos que había vivido en el Seminario Menor entre los años 1992 a 1995. Que le ofreció su ayuda, contención pastoral, incluso la posibilidad de acompañar y sostener una terapia de rehabilitación. Sostuvo que por tener el sacramento del orden, pesa sobre él, el sigilo sacramental que es absoluto, además del secreto de oficio que obliga a cualquier ciudadano en temas que hacen a su conocimiento en razón del cargo o profesión, y por último, la reserva propia de asuntos de conciencia. Que estas restricciones son ajenas a los hechos que se investigan respecto del señor Ilarraz. Expresó asimismo que no tiene otro superior que el Papa y que obviamente no recibió ninguna instrucción y nada por el estilo. Manifestó que no ha estado personalmente con Ilarraz, que cuando se hizo cargo de la diócesis, el señor Ilarraz no residía en Paraná. Que los hechos ocurrieron con anterioridad a que asumiera y que la investigación diocesana había concluido, no recordando con exactitud la fecha en que tomó conocimiento de la misma, de donde surgía la prohibición de residencia de Ilarraz en diócesis y de todo contacto con seminaristas. Que esta situación no impedía jurídicamente ningún trámite de excardinación porque se trata de un cambio de diócesis. Que la excardinación del señor Ilarraz se hizo conforme a las reglas del Código de Derecho Canónico. Asimismo refirió desconocer el rol desempeñado por el entonces Pbro. Juan Alberto Puiggari en las actuaciones diocesanas y la fecha en que las mismas se comunicaron a la Santa Sede».
En el expediente judicial se lee que Maulión pudo recordar «haber recibido respuesta alguna de la Santa Sede, por ser los hechos anteriores a su desempeño. Que no dio intervención a la Justicia (por los abusos en el Seminario) en razón de que al momento de las entrevistas con el señor Hernán Rausch, éste ya era mayor de edad. No recuerda haber tenido entrevistas específicas con los arzobispos Karlic y Puiggari por los hechos que se le imputaban por parte de los seminaristas menores. Expresó desconocer qué actitud tomó llarraz ante las denuncias de los seminaristas, qué daño provocó el comportamiento del mismo y a cuántos seminaristas menores afectó».
Contó Maulión a la Justicia que tomó conocimiento de los abusos, aunque no pudo recordar la fecha, y no pudo hablar de otras personas que hayan sido abusadas a excepción de Rausch, que es con quien habló. «No tiene conocimiento ni le consta que quienes estaban a cargo de la jerarquía eclesiástica hayan impedido a los denunciantes, luego de tomar conocimiento de las denuncias en sede diocesana, acudir a la Justicia civil local a radicar denuncia».
Maulión, claro, tampoco tomó la decisión de ir a la Justicia, como tampoco hicierno Karlic ni Puiggari.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.