La publicación en Entre Ríos Ahora de las imágenes sobre el estado en que se encuentra el auditorio “Enrique Berduc” de la Biblioteca Popular de Paraná, provocaron gran repercusión, pero aún no se conoce ninguna reacción a nivel gubernamental .

La Comisión Directiva de la asociación civil que dirige la biblioteca, se esperanza en que se cumpla la promesa del Presupuesto provincial, donde se incluye la obra integral del edificio desde el año 2014, aunque con fondos nacionales que hasta hoy nunca fueron destinados para tal fin.

Hace ocho años que el auditorio de la Biblioteca Popular está clausurado. Hace ocho años que la ciudad no cuenta con uno de sus espacios más significativos y relevantes a la hora de plantear propuestas culturales, actos académicos, seminarios, reuniones de grandes dimensiones, instancias que requieren de la belleza y la solemnidad de una sala que Paraná ya no tiene, salvo por su Coliseo Mayor.

La entonces senadora nacional Blanca Osuna logró que en 2006 se distinguiera a la Biblioteca Popular como monumento histórico nacional –título que solo tienen dos bibliotecas en todo el país-, pero ni Osuna ya como intendenta, ni Sergio Urribarri como gobernador, lograron impedir que el hermoso escenario que habita el histórico edificio quede inhabilitado. Tampoco hicieron esfuerzo alguno.

Desde 2008 la comisión y los voluntarios que trabajan para la Biblioteca Popular plantean la necesidad de una obra integral que exceda la vieja pelea para subsistir entre la voluntad de los vecinos, los parches y los daños del tiempo.

Las filtraciones de los techos dejaron el escenario que existe hoy: la mampostería del auditorio se encuentra en estado lamentable; grandes fragmentos de los vitrales, destrozados; la humedad provoca enormes lamparones, manchas que pisotean la grandeza del lugar y la dilapidan.

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El Gobierno de la Provincia, durante la primera gestión de Urribarri, incluyó la obra de la biblioteca en el marco de la puesta en valor de edificios históricos que se iban a realizar para el Bicentenario de la Patria. Con la biblioteca no pasó nada.

La promesa, sin embargo, se mantuvo firme durante todo este tiempo y desde la institución se siguieron los caminos en esa dirección: se buscó reunir dinero y trabajar en firme para realizar un proyecto completo. Tal es así que en 2010, con financiamiento por parte del Consejo Federal de Inversiones (CFI), se logró comenzar el proyecto ejecutivo, donde participaron 12 profesionales de la arquitectura y la ingeniería civil dirigidos por el arquitecto Rodolfo Castello.

Con el proyecto en la mano y el aval de la provincia, la biblioteca consiguió también que en 2012 la Comisión Nacional de Monumento Histórico (CNMH – Secretaría de Cultura – Presidencia de la Nación), aprobara la futura obra.

Nada más faltaba la plata. Pero no hubo caso.

El proyecto ha sido incluido en el presupuesto provincial todos los años desde el 2014, con la indicación de que será financiado por Nación. Pero no se ha concretado. El paso del tiempo agrava la situación edilicia y pone en riesgo la preservación del patrimonio arquitectónico y cultural de la provincia.

Ya en 2014 el edificio se precipitó hacia una situación de emergencia por el ingreso de agua a través de las cubiertas. Solo entonces se logró que la provincia realizara un aporte de medio millón de pesos para paliar el problema. De los millones presupuestados durante tres años seguidos, nunca hubo novedades.

Los voluntarios de la biblioteca calculan: el costo de la obra integral asciende a los 30 millones de pesos. Y también comparan: hacer 1 Km de ruta cuesta 1 millón de dólares en Argentina y restaurar la biblioteca suponemos podría costar 2 millones. El magnífico CCK costó 303 millones de dólares, la biblioteca necesita 2 millones, osea el 05 %.

“Ciertamente hay un valor en el patrimonio histórico del edificio en sí. Pero que este edificio no esté funcionando a pleno es un perjuicio mucho más grave para la sociedad, no es un hito arquitectónico para la contemplación pasiva. Es un edificio para ser usado”, define Iván Brizuela, presidente de la Comisión Directiva de la biblioteca.

“El perjuicio es que no se pueda usar. No podemos guardar más libros porque no hay lugar, no podemos preservar obras antiguas porque se mojan. No podemos hacer más actividades porque los salones están cerrados. No hay conciertos, ni disertaciones, ni nada en el salón auditorio”, lamenta Brizuela y añade que “nuestro auditorio no es una sala cualquiera, creemos que luego del Teatro 3 de Febrero es la segunda sala en importancia de la ciudad”.

Desde la biblioteca se ha evaluado impulsar campañas en la ciudad, buscar respaldo en los más de 2500 socios. Pero se considera que el modo más efectivo y seguro para lograr la restauración integral del edificio es a través del aporte del Estado. La gente puede ayudar, pero la obra elemental debería ser financiada por el Estado.

“Hemos realizado una presentación al gobernador Bordet para volver a impulsar el proyecto. Y también estamos iniciando alguna gestión directa con el gobierno nacional para darle visibilidad al proyecto”, señala Brizuela.

Ocho años después, la pregunta, finalmente sigue siendo ¿quién va a hacer algo por la Biblioteca Popular?

 

 

Julián Stoppello

De la Redacción de Entre Ríos Ahora