La ciudad se transforma, cambia, se reinventa, deja atrás su historia arquitectónica y adquiere nueva fisonomía.
En el caso céntrico, donde sobreviven a duras penas los caserones de grandes frentes, empiezan a ganar cada vez más espacio las torres: altas, modestas, ampulosas, estrechas.
Las torres son el nuevo concepto en vivienda colectivo en la ciudad. Las torres se plantan donde antes hubo una ochava generosa, como esa que ahora va paulatinamente desapareciendo de la esquina de Nogoyá y San Juan.
El pico y el martillo borran para siempre la historia arquitectónica de la ciudad y dan paso a esa otra arquitectura, más despojada, más uniforme, menos personalizada.
Todo cambia. La ciudad, también.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.