La rutina cambió.
Sus vidas cambiaron.
La vida, cuando todavía no se entró en la adolescencia plena, puede dar muchos, muchos giros, y vueltas, muchas vueltas.
Ellos ya saben que es así. Muy así.
Es así.
Cuando empiecen las clases, en marzo, Cristian, 12 años, no a va ir a clase a su escuela del centro de Paraná. No se va a sentar junto a sus compañeros, ni los encontrará en el recreo. No va a poder voltearse a ver a los de siempre.
No van a estar los de siempre.
Carla, de 10, tampoco se va a encontrar con lo de siempre.
No va a estar con su uniforme de estudiante de colegio particular. Ni va a encontrarse con sus compañeras de aula, ni con sus maestras.
Cristian y Carla son hermanos pero no se llaman ni Cristian ni Carlos. Pero eso no es lo importante.
El primer viernes de diciembre fue el último día de esa vida que habían aprendido a vivir: en un hogar prestado, en un barrio privado ese hogar prestado, en una casa que balconeaba al río, el barrio Las Colinas.
En el juego de la oca, si se pierde la partida, se vuelve al principio.
Cristian y Carla, a su modo, perdieron la partida.
Ese primer viernes de diciembre Cristian se encontró solo, muy solo: su soledad cabía en una camioneta Toyota estacionada sobre calle Alem.
Se habían tirado los dados, y habían perdido la partida: vuelta al principio.
Los abogados Martín Navarro y Viviana Almada los habían ido a buscar a Diamante, y habían conseguido una guarda preadoptiva. El trámite fue exprés, y según reveló después el defensor general, Maximiliano Benítez, viciado de advertencias no tenidas en cuenta.
Ahora los hermanos Cristina y Carla están en un hogar de menores de Concordia que depende del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf).
Hace un mes que están allá.
Antes ocurrió lo que un funcionario definió así: “El segundo fracaso en sus vidas”.
Habían sido sacados del seno de su familia biológica, y puestos en un hogar del Copnaf. Ingresaron en la lista de chicos para adoptar. Los adoptaron.
Pero esa adopción fracasó –o casi—y volvieron a un hogar. Ahora están en un hogar de menores del Copnaf. En Concordia. Al otro lado.
El 1° de octubre de 2013, la entonces jueza de Familia de Diamante, María Eleonora Murga, firmó la resolución que torció el rumbo de las vidas de Cristian y Carla.
Murga autorizó el inicio del período de vinculación de los hermanos con el matrimonio de abogados Martín Navarro y Viviana Almada. Les otorgó la guarda preadoptiva el 11 de diciembre de 2014.
La jueza –que en noviembre pasado recibió el acuerdo del Senado para asumir el cargo de titular del Juzgado de Familia N° 3, de Paraná—no atendió las recomendaciones en contrario. Lo dijo el defensor general: “Hubo una clara oposición al otorgamiento de la guarda”.
Murga entregó a Cristian y a Carla en guarda preadoptiva.
Ese trámite, ahora, está en suspenso.
Está en suspenso desde aquel primer viernes del último mes de 2016: ese viernes Navarro dejó estacionada su camioneta Toyota sobre calle Alem, frente al área de Ambiente Sustentable de la Municipalidad de Paraná. Había ido con los dos nenes a bordo: la niña, de 10, bajó con él y lo acompañó hasta la Defensoría –lugar donde era abogado, hasta el lunes 5, que fue apartado–; el chico, de 12, quedó “durmiendo”, adentro del vehículo.
El nene estuvo entre las 7 y las 11, adentro de la camioneta, solo. Cuando Navarro volvió, se encontró con la Policía rodeando su camioneta, y a profesionales del Copnaf asistiendo al menor. Los técnicos empezaron a indagar, y se enfrentaron a la sospecha de que era víctima de violencia.
Derivaron el caso a la Justicia. La defensora Lorena Calí hizo una denuncia penal por “lesiones leves”, y el caso quedó en manos de la fiscal Natalia Tafarel. La fiscal ordenó una medida de protección por 90 días, plazo en el que el matrimonio Navarro/Almada no puede acercarse a los chicos. En forma paralela, el Copnaf logró que se aplique una medida de protección por 60 días, y resguardo a los chicos al cuidado de una familia guardadora.
Pero el trámite fue breve. Hace un mes, fueron enviados a un hogar de menores de Concordia. Allá están.
Con otra rutina. Otra vida.
Allá están.
“Están en la residencia adonde fueron alojados –contó una fuente que conoce el caso–. Los Navarro no se han puesto en contacto, así que estimo que una vez que termine la feria se reactivará todo”.
Para entonces, se aguarda una resolución de la causa penal que lleva adelante la fiscal Tafarel, y la definición en torno al proceso de adopción, que deberá tomar la nueva jueza de Familia de Diamante, Ana Cristina Quinteros Fagetti.
El juego de la oca.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.