Las garitas para esperar la llegada del colectivo no llegan a todos los puntos de la ciudad. El servicio, que atraviesa por un momento crítico, suele destratar al usuario. Entonces, en días de verano, los pasajeros se apiñan bajo la sombra de algunos árboles cercanos, sentados en el cordón, en esa espera incierta por la llegada del coche que llegará en algún momento.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora