Por Paola Robles Duarte (*)

 

Gualeguaychú, esa ciudad que anoche disfrutó en forma multitudinaria de la calidad inmensa de los artistas -locales, provinciales y nacionales- que pisaron el escenario de la tercera entrega de la Fiesta del Pescado y el Vino 2023.

Esa ciudad de puestos gastronómicos con una propuesta deliciosa, con vino y cerveza exquisitos.

Gualeguaychú: esa ciudad en la que las autoridades políticas despojan a la prensa del mínimo espacio concedido para la cobertura de las primeras dos noches de la fiesta que pagamos todos los gualeguaychuenses, para que el Intendente Martín Piaggio pueda ubicar sus reposeras, con familiares y amigos de la gestión, pateando la prensa 10 metros más lejos aún del escenario, en peores condiciones para trabajar: de acceso, de conectividad, de operatividad, etc.

Es justamente por este tipo de cosas que la organización de la Fiesta del Pescado y el Vino tendría que sonrojarse por decir que tenemos el festival más importante de la región. Porque en las grandes fiestas organizadas por profesionales respetan a la gente de trabajo, al público, a los técnicos, a los periodistas. Lo sé porque las he cubierto como periodista. Se trata con educación a todas las personas, sin consolidar los privilegios de la política.

Está demás decir que anoche tampoco hubo convocatoria a la conferencia de prensa, no hubo acceso para tomar imágenes por fuera de la gente contratada por la Municipalidad:  no hubo una mesa, un enchufe, una silla para los colegas.

Anoche la gente aplaudía y chiflaba en señal de queja por las demoras entre cada show por la propaganda política- partidaria que todo lo sobrevolaba.

Gualeguaychú: esa ciudad con una gestión de gobierno que no admite la disidencia, donde nada mejora por escuchar la crítica constructiva del otro. Donde se disciplina al que levanta la voz.

Gualeguaychú, esa ciudad alucinante con políticos con conductas lamentables.

 

(*) Paola Robles Duarte es periodista en Gualeguaychú.