No es la bruma de la mañana. No es la niebla que acompaña el otoño. Las ventanillas del colectivo de la empresa Ersa Urbano SRL -que junto a Transporte La Victoria SRL conforma Buses Paraná, la concesionaria del servicio de transporte urbano en la capital provincial- están literalmente mugrientas, y es imposible ver del otro lado. No es lo único: la parte de adelante de la carrocería está destruida -le falta un bocado-, los asientos están rotos y los pisos hace rato que no se limpian. Así se viaja a diario en Paraná. No sólo en coches sucios. También con esperas larguísimas, con choferes a veces indolentes con los pasajeros, con falta de controles, con un servicio a la deriva.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora