Miguel Ángel Oviedo ya no es más sacerdote en María Grande.
Probablemente deje el sacerdocio y entable una vida de pareja con su novia, que ahora espera un bebé.
El arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, lo apartó de su función de párroco de María Auxiliadora, de María Grande, función en la que lo había designado en febrero de 2015.
La decisión de Puiggari sobrevino luego de enterarse que el joven sacerdote mantenía una relación con una mujer, desatendiendo así su voto de castidad, fruto de lo cual pronto será papá.

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Ariel Follonier, párroco de María Grande.

Oficialmente, la Iglesia no dijo nada sobre el caso, y todo se manejó en el más estricto silencio.
Hasta que la noticia ganó la luz pública.
Ariel Follonier, quien es el párroco de María Grande, habló extensamente del tema y dijo que «es una situación muy dolorosa para los fieles, por supuesto».
Respecto de la actual situación de Oviedo, explicó que «el padre, como corresponde, no continúa en la parroquia. Digamos que hay varias cosas que se han dicho en toda esta situación. Se ha cuestionado en los medios esto del silencio. El silencio está vinculado a que se trata de una cuestión de índole privada. Eso implica manejarse con el silencio que corresponde ante hechos privados, que vinculan a una persona pública, como es un sacerdote, pero es un hecho privado».
Esa situación, que se trata de una relación de pareja, y por eso mismo de índole privada, explicó el cura Follonier, «ha llevado a que haya silencio sobre el tema porque tampoco teníamos certeza. Cuando uno no sabe con certeza, no puede hablar. Una vez confirmada la situación, lo supo inmediatamente el obispo, que estado al tanto y lo ha estado acompañando. No se trata de na persona menor de edad. Por supuesto, y esto lo he dicho en otros medios, no podemos decir el nombre de la otra persona, ni de qué ciudad ni lugar es, no tenemos derecho a hacerlo. Incluso por una cuestión penal de por medio. La otra parte, al verse damnificada, puede reclamar por el hecho de que se hable. En nuestros pueblos se comentan muy rápido las cosas, sin pensar en las consecuencias de cada una de las partes».

Miguel Oviedo.

Miguel Oviedo.

La situación ocurrió en María Grande, a 65 kilómetros de Paraná, una localidad de apenas 7.700 habitantes.
Follonier pidió prudencia y no ventilar el nombre de la novia del ahora exvicario de María Grande. «Apelo al sentido humano y sentido común de la ciudadanía de María Grande –señaló–. Si conocemos a esta persona, y sabemos quién es, tengamos el respeto que merece cada persona».
Y luego ensayó una teoría: «Cualquiera de nosotros, cuando nos sucede una cosa desagradable y dolorosa en nuestra familia, la comentamos en el seno de la familia, y no queremos que se hable afuera. Además, hay una mujer embarazada, hay una situación de mayor sensibilidad».
Respecto a cómo se conoció el hecho, el párroco de María Grande expresó que «cuando nosotros tomamos conocimiento y lo confirmamos, antes de que esto fuera noticia, el padre mismo, ante el consejo pastoral, manifestó la situación, su pedido de perdón, porque esto es una infidelidad a su vocación, a su promesa, y en cierto modo defrauda a los fieles. Está profundamente arrepentido de ello. Comunicó la noticia con un pedido de perdón, y el mismo dijo que no puede continuar. No sólo que el obispo le pide que no siga, sin que él conoce que no puede (seguir siendo sacerdote)».
Respecto del modo cómo tomó estado público, Follonier tiene una mirada crítica. «Evidentemente –teorizó– hay ciertos medios que han investigado o alguien les ha contado. O lo que fuere. No siempre en estas noticias, hay una intencionalidad de bien. Yo entiendo que nos gusta que se diga la verdad, pero al mismo tiempo corresponde el respeto de la privacidad de las personas. Entonces, a veces sirve este tipo de notas porque impactan mucho, y la noticia vende. (Pero) hay que poner las cosas en su correspondiente orden. Hay un hecho, que está mal. Y bueno, sobre el cual hay que pedir perdón.Y sé que esto va a generar en los fieles la desconfianza. Yo los comprendo a los fieles. No puedo juzgarlos».
Conocido el hecho, dijo el párroco de María Grande, «lo que corresponde, cuando hay una infidelidad, es asumir la paternidad. Después, que haya una familia posterior, es otra cosa. No hay que dejar de decir la verdad de cada cosa. Esto está mal. Como está mal que alguien con su familia y su esposa sea infiel. Nosotros no somos solteros. No tenemos familia pero estamos consagrados a la Iglesia y a Dios. En esto consiste la infidelidad. El padre es conciente y está profundamente arrepentido. Sabe que se ha equivocado y y tendrá que asumir la consecuencia de la paternidad. Ahora, lo otro, si hay familia posterior, es algo que no nos compete a nosotros».
Follonier pidió evitar el correveidile de pueblo chico. Dijo:»En nuestros pueblos pequeños, solemos ser muy crueles. Estamos frente a una mujer embarazada. Tanto que hablamos del respeto a la mujer, tantas campañas que hemos hecho: bueno, hablar tanto también está lastimando a esta mujer. Por eso hago un pedido de perdón público. Si bien no soy el autor, en cuanto a párroco me encuentro profundamente avergonzado».

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.