Las veredas, el estado de las veredas en la ciudad, son un asunto serio en la ciudad. Las veredas tienen baldosas flojas, muchas, y en días de lluvia es una lotería saber cuál pisar y cuál no. Las veredas están rotas, les crece la maleza, y nadie parece asumir el arreglo. El frentista espera que lo haga el Estado, el Estado deja que lo haga el frentista. Y como nadie exige nada, todo sigue así. Más o menos como la vereda de la oficina del Ministerio de Turismo, calle Laprida, con un brote verde que asoma y crece. Crece y se convierte en un síntoma de algo que pasa y que no está bien.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.