Las calles de la ciudad tienen una peculiaridad que, con los años, se agiganta: el flojísimo estado del pavimento. El continuo bacheo no logra solucionar un problema estructural que sólo encontraría arreglo sometiendo a las calles más afectadas a un serio trabajo de repavimentación. Lo que se hace es bachear. Y a veces, con notoria deficiencia. De modo tal que con una nueva lluvia intensa, o un tránsito demasiado pesado, todo vuelve al principio, como en el juego de la oca, y los pozos vuelven a aparecer.Como en la esquina de División de los Andes y Miguel David: desde arriba de un camión, un obrero lanza paladas de material de bacheo, que otro trabajador sólo acomoda con una pala. Nada más. ¿Solución de emergencia?

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.