Una imagen que desentona con los en ocasiones pulcros salones de la Justicia entrerriana. Aunque están bien iluminados, bien aireados, decorados con lo justo, los técnicos y arquitectos no han sabido resolver qué hacer con la maraña de cables que conectan computadoras y micrófonos. Los cables cruzan, se entrecruzan, se enredan, se amontonan sin sentido.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora