«El hambre está en todos lados, y en los barrios se siente peor», dice Mauro Rossi, delegado en Entre Ríos de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).

El dirigente social reclama la declaración de la «emergencia» para sostener la asistencia social en los barrios por cuanto asegura que la demanda de los comedores comunitarios creció muchísimo.

La situación se agrava por varios motivos, pero principalmente por la escalada de precios, por la devaluación y por la no apertura de los comedores en las escuelas durante el receso educativo de verano.

«El salario de los trabajadores de la economía popular se congeló en $78 mil, y la canasta básica que mide la línea de pobreza está en $500 mil. Esto afecta directamente a la panza de nuestros gurises. La última propuesta que se manifestó desde la Presidencia fue el congelamiento en $78 mil del salario social complementario. Esa cifra causa gracia cada vez que damos la discusión de la canasta básica. No tiene ningún sentido esa cifra», asegura.

Los trabajadores de la economía popular serán parte de la movilización que habrá este miércoles en Paraná en el marco del paro general dispuesto por la Confederación General del Trabajo (CGT) contra el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y la Ley Ómnibus que impulsa el presidente Javier Milei y que ahora discute el Congreso de la Nación.

Como forma de paliar la grave demanda en los barrios, Rossi dice que ha tenido un acercamiento con el Ministerio de Desarrollo Humano, que encabeza la ministra Verónica Berisso, y le han reclamado la declaración de la «emergencia». Al respecto, explica: «El planteo que hacemos es concreto. Puede haber un accidente vehicular, y la solución es poner un semáforo. Acá lo mismo. Vamos a necesitar que alguno de nuestros niños pase hambruna para tener que pensar en una emergencia. Lamentablemente no hay en ninguna de las agendas políticas de los Estados esta urgencia que nosotros ya la manifestamos -dice-. Hay riesgo de vida, los gurisitos pasan hambre. Hoy en un kiosco de Gaucho Rivero, un hombre estaba esperando que lo atiendan con un mate en la mano. Pide dos cebaduras de mate para poder almorzar. Fijémonos en qué situación está el sector más humilde. No hablo de otras ciudades. Hablo de Paraná. Imaginemos el interior donde no tienen el recurso de las cooperativas de reciclado, del cuidacoches, y viven el día a día y no alcanza».

En los aproximadamente 60 comedores comunitarios que hay en Paraná, asegura, en diciembre se daba una media de 100 raciones; en enero, esa media trepó a 150. «Nosotros nos preguntamos qué pasa con el Estado ante esta situación. Es vital declarar la emergencia alimentaria. No hay que esperar a que empiecen las clases para saber que los chicos tienen hambre», sostuvo.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora