Por Fabián Reato (*)
En Gobernador Mansilla había un personaje del pueblo en la década del 70, un hombre que vivía en la calle y con una historia mitológica que se llamaba Minguecho. Decían que había sido un rico estanciero que se había perdido por el amor de una mujer o por una estafa, daba igual. Deambulaba por las calles, sin hacer mal a nadie, dando miedo a algunos gurises, pero totalmente inofensivo. Hablaba en una jerga incomprensible y cada uno le inventaba una historia.
En el «Libro de las mariposas», Arnaldo Calveyrapublica un poema que, para mí, solo para mí, se refiere a este personaje. No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas, como dice un meme de las redes. Dice así y ustedes dirán:
En el «Libro de las mariposas», Arnaldo Calveyrapublica un poema que, para mí, solo para mí, se refiere a este personaje. No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas, como dice un meme de las redes. Dice así y ustedes dirán:
«Olía triste. Nos llegaba la voz antes que el
cuerpo, su voz
cansada por el bajo. Y en la callecita, esa voz se
callaba, los
paraísos, para que la hilacha del cuerpo se
detuviera atónita, se
quedara mirándonos esperarla, su renguera se
llevaba bien con el
mentón.
Era tan triste esa llegada.
Y entonces no era una voz sino un velorio,
un velorio con
inacabables migas de pan sobre la falda».
(*) Fabián Reato es secretario de Cultura de Entre Ríos