Hace nada, el 8 de julio de 2018 en Paraná debutó el nuevo sistema de transporte urbano, cuya concesión otorgó la administración del exintendente Sergio Varisco (UCR) a los mismos de siempre, Buses Paraná, una unión transitoria de empresas conformada por Ersa Urbano SA y Transporte Mariano Moreno SRL.
Otro mundo: se presentó como el nuevo Sistema Integral de Transporte Urbano de la ciudad Los colectivos circularían las 24 horas, 21 líneas, con una frecuencia de circulación de entre 12 y 15 minutos por unidad. El sistema, se pensó, cambiaría por completo porque no se va a controlar la frecuencia, sino que se va a verificar que por hora, por cada parada pasen 4 colectivos de las líneas.
La prestación del servicio está a cargo de la empresa Buses Paraná, una Unión Temporal de Empresas integrada por ERSA Urbano S.A. y Transporte Mariano Moreno S.R.L.
Ersa tiene a su cargo las líneas 1, 3, 5, 10, 11, 23, Nocturno Norte y Mariano Moreno las líneas 2, 7, 8, 9, 14, 16 (nueva) y Nocturno Sur. Estas unidades comprenden el área urbana, mientras que las del área metropolitana, que unen la capital entrerriana con Oro Verde, San Benito, Colonia Avellaneda y Sauce Montrull, bajo la órbita del Estado Provincial son las líneas 4, 6, 12, 15, 20 y 22.
Un año después, la propia gestión Varisco ya hablaba de decretar la caducidad de la concesión por la acumulación de incumplimientos. En julio de 2019, el entonces fiscal de Estado, Francisco Avero, que había sido invitado al recinto del Concejo Deliberante por la viceintendenta Josefina Etienot realizó un informe lapidario. Avero no se hizo presente en el recinto. En cambio, envió un escrito en el que refirió que se encuentran bajo análisis de la repartición a su cargo las medidas a adoptar con la prestataria del transporte urbano de pasajeros en colectivos Buses Paraná ante el incumplimiento por parte de la concesionaria de la normal prestación del servicio.
Colectivos: no descartan decretar la caducidad de la concesión
Al año siguiente, en 202o, el servicio ya se había vuelto insostenible: en menos de un año, 26 días sin servicio.
No bien asumió la gestión del intendente Adán Bahl, los choferes volvieron a la retención de servicios, y entonces se cursó la primera intimación a Buses Paraná para normalizar el servicio.
La gestión de la intendenta actual Rosario Romero se enfrentó a una crisis todavía mayor. Antes de asumir, el servicio estaba reducido, e inició una seguidilla de incumplimientos por parte de Buses Paraná.
El martes 9 los choferes agremiados en la Unión Tranviarios Automotor (UTA) iniciaron una huelga por tiempo indeterminado ante la falta de pago de salarios.
En marzo, la tarifa se triplicó, pasó de $204 a $680, pero aún así Buses Paraná reprochó a la Municipalidad que la el precio del boleto no le resultaba rentable y de ese modo justificó un nuevo lockout patronal que dejó a los usuarios nuevamente sin servicio.
La salida no está clara: los usuarios utilizan un servicio pésimo, se trasladan en unidades destruidas y sin luces, y ahora ni siquiera eso.
No hay colectivos. Y no se sabe hasta cuándo.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora