En Paraná se viaja como se puede, no siempre en condiciones más o menos dignas. Es noche de viernes, un colectivo de Ersa Urbano traza un recorrido imposible, y en las mil frenadas para recoger o para que desciendan pasajeros lo hace con quejidos que todos escuchan. La cuesta detenerse y en ocasiones da pequeños brincos que hielan la sangre. Al fin, a destino. Pero al día siguiente el mismo colectivo circulará la ciudad. Son carrocerías viejas, unidades vetustas, sucias, destartaladas y sin las mínimas condiciones de seguridad. La ley ampara el desatino. En febrero último, la Secretaría de Transporte estableció que los colectivos de hasta 13 años de antigüedad podrán circular en las calles, en lugar del tope de 10 años que se fijaba previamente, por entender que no presentan problemas de seguridad siempre y cuando pasen por revisiones técnicas periódicas, a través de la Resolución 10/2024 publicada en el Boletín Oficial. Si bien la Ley de Tránsito 24.449 de 1994 prohíbe que circulen colectivos de más de 10 años de antigüedad, en numerosas oportunidades se establecieron excepciones a esta normativa, pues el Decreto 779/95 habilita al Estado a permitir que sigan circulando bajo determinadas condiciones una vez superada la antigüedad con un máximo de 3 años. Nadie podría asegurar que los colectivos de Buses Paraná alguna vez hayan pasado un control técnico, pero ahí andan, orondos, y a los quejidos.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora