Anabella Albornoz, titular de la organización Suma de Voluntades, destacó el aumento de personas buscando ayuda en los comedores comunitarios, expresando preocupación por el crecimiento de la demanda de alimentos.
Durante cuatro días a la semana, Suma de Voluntades distribuye 300 raciones de alimentos a personas de distintos barrios de la ciudad de Paraná que se acercan a los puntos de entrega.
La asistencia empezó con las personas en situación de calle, pero con la crisis el universo de comensales se incrementó de modo exponencial: el lunes por la noche, en Plaza de Mayo, sobre el mandapeatón, una camioneta de Suma de Voluntades estacionó y comenzó la distribución de comida. La cantidad de personas es impresionante.
El aumento de la demanda se explica en la pérdida de ingresos de las familias pero también en el cierre de merenderos y comedores en los barrios producto del corte de asistencia por parte del Estado. La Nación restringió la asistencia y muchos voluntarios y ONG tomaron la drástica decisión de cerrar.
En diálogo con el programa Puro Cuento de Radio Plaza 94.7, Anabella Albornoz, referente de Suma de Voluntades, criticó la percepción negativa sobre los comedores y merenderos, argumentando que son esenciales para muchas familias en situación de vulnerabilidad, especialmente ante la falta de asistencia gubernamental.
«La idea es que en algún momento nosotros no tengamos que estar y ese día será cuando cada uno pueda comer en su casa y pueda lograr que cada familia pueda tener su trabajo. Así que bueno, lamentamos que cada vez sea más gente a la que se acercan los comedores y a las recorridas nocturnas. La verdad es que es una situación que nos preocupa muchísimo», dijo.
Enseguida, señaló que la falta de apoyo estatal ha llevado al cierre de algunos comedores y a una escasez de alimentos en otros, afectando a comunidades enteras que dependen de estas organizaciones para su alimentación diaria.
En otro momento, se refirió a la resolución judicial que obliga al Ministerio de Capital Humano de la Nación a distribuir las cinco toneladas de alimentos alojadas en depósito para ayuda social que no fueron repartidas para “su ejecución de modo inmediato”.
En ese sentido, la titular de la organización sostuvo: «Nosotros como organización no recibíamos partidas de Nación. Sí nos habíamos registrado en el Registro Nacional de Comedores Comunitarios, que también es medio capcioso porque cualquier fulano se podía registrar y no necesariamente tenía activo un comedor. Entonces hasta en ese registro te da 5.000 comedores, pero en realidad tal vez eran 3.000».
Enseguida, señaló que la falta de envío de alimentos a provocado el cierre de comedores: «La mercadería llegaba de Nación a municipios y provincias y, de ahí, hacia organizaciones comunitarias y de esas organizaciones hacia los comedores. Hoy toda esa mercadería no está llegando. Entonces, hay muchos comedores y merenderos que siempre trabajaron excelente que tuvieron que cerrar las puertas porque ya no se pueden seguir sosteniendo».
Tras remarcar que no cuentan con ayuda de Nación, refirió que «una comida por una noche, incluyendo los descartables, tiene un costo de casi 320.000 pesos». «Imaginemos lo que le puede costar a una vecina o un vecino de un barrio popular poder conseguir ese dinero para cocinar todos los días. Por eso muchos comedores que venían trabajando bien han cerrado sus puertas por la faltante de alimentos», añadió.
«Desde diciembre que los comedores comunitarios no están recibiendo esa asistencia, que son necesarias», concluyó.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora