Lucas Spahn supo encontrar la tranquilidad suficiente como para aplicar los conocimientos que había adquirido dos semanas atrás en un curso de reanimación cardiopulmonar (RCP) que dictó la distribuidora Energía Entre Ríos SA (Enersa). Trabaja en una empresa subsidiaria, Electro Bovril, y este miércoles estaba desarrollando tareas de corte de servicio cuando un impulso lo llevó a desviarse del camino que se había fijado con su compañero, Sebastián Martínez.

-Doblá en esa esquina -le dijo.

Iban a bordo de una camioneta y cuando el vehículo cambió el rumbo se encontraron con una escena escalofriante: había un grupo de obreros de la Municipalidad de Bovril que recogía ramas pero en ese momento no recogía ramas sino que miraban, azorados e inmovilizados, a esa mamá que lloraba incada en el piso con su bebé en brazos.

El bebé no reaccionaba.

La mamá, 16 años, junto a su pareja, le pidió a Lucas Spahn que los subiera a la camioneta y los llevaran al Hospital San Miguel. Eso hicieron. Partieron. Seis cuadras más adelante, notaron que el bebé seguía sin reaccionar y que tomaba un color morado.

-Dámelo -le dijo Lucas Spahn a la mamá.

Tomó al bebé, diez meses, y comenzó con maniobras de reanimación. El bebé reaccionó, volvió en sí y logró vomitar: mostró claros indicios de recuperación.

Era un miércoles más. Lucas y Sebastián salieron a cumplir con la rutina. «Eran como las ocho de la mañana cuando nos encontramos con una situación bastante desagradable: cuando nos dirigíamos a hacer unos cortes de suministro, nos encontramos con una pareja muy joven con su bebé en brazos. Un bebé de diez meses que se había ahogado con leche. Estaba muy mal. En eso nos para gente que estaba ahí, que no sabía qué hacer. Nos piden que los llevemos al hospital. De camino, vi que el bebé no respiraba. Se lo pido a la mamá y empiezo a hacer las maniobras de RCP. Habíamos hecho unas seis o siete cuadras. Durante el viaje iba haciéndole las maniobras. Pude reanimarlo. El bebé empezó a vomitar y a llorar. Bovril no es muy grande. Estábamos a unas quince cuadras del hospital. Gracias a Dios, todo salió bien», cuenta a Entre Ríos Ahora.

Lucas dice que sintió alivio cuando llegó al hospital y entregó el bebé a la enfermera. «Le doy gracias a Dios que me dio la tranquilidad para hacer todo esto. Gracias a Dios y a los cursos que hago en Enersa pude actuar bien. Cuando vi que la mamá estaba bien con su bebé, no aguanté más y me largué a llorar. Volví a la tarde con mi hijo al hospital y ya estaba bien. Tenía un poquito de fiebre, pero el bebé estaba bien», relata.

 

 

 

Foto Ilustrativa

De la Redacción de Entre Ríos Ahora