El economista y profesor de Economía de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) Luis Lafferriere escribió el fin de semana un larguísimo posteo en Facebook y ventiló escandalosas situaciones de la vida familiar. Expuso a su expareja, contó que la engañó mientras transitaba un ACV y calificó a sus dos hijos de difamadores por haberlo denunciado por violencia familiar. La publicación tuvo innumerable cantidad de comentarios a favor, principalmente desde la comunidad universitaria. La periodista Paola Robles Duarte aportó el suyo, con una mirada aguda e inteligente. Entre Ríos Ahora lo publica a continuación.
Por Paola Robles Duarte (*)
Las mujeres cuidamos desde temprana edad, cuidamos y cuidamos (aún aquellas que deciden no criar hijos) toda la vida.
Cuidamos y no enumeramos los cuidados que propinamos a padres cuando enferman, a hermanos cuando los padres trabajan, a amigos, a vecinos, a nuestros compañeros de vida.
Lo hacemos sin contarlo en las redes sociales, la mayoría de las veces porque el patriarcado nos dicta que así debe ser, constante pero no sonante.
Cuando decidimos hacerlo, contarlo, es porque tratamos de poner en agenda la desigualdad, porque luchamos por un mundo más justo donde las tareas de cuidado sean una decisión que pueda compartirse con otros, sin medir los niveles de amor pero sí los niveles de equidad en este tipo de tareas que son los hilos invisibles que tejen la vida en comunidad, desde adentro de nuestras familias organizadas para que solo nosotras cuidemos.
Enseñás sobre la organización política y económica de la sociedad, no tengo que explayarme mucho más sobre esto. Sabés de sobra cómo funciona: das clases al respecto, has leído a innumerable cantidad de autores que desarrollan el lugar de las mujeres en el capitalismo, una y otra vez hasta que lo insoportable se naturaliza.
Esta vez te tocó cuidar. A vos Luis, seguramente con amor (nadie tiene en esta lista interminable de comentarios elementos suficientes para calcular la cantidad de amor que sentiste o sentis por Norma) te tocó la enfermedad de tu ex compañera y decidiste cuidarla.
Como tantas otras personas deciden hacerlo por amor, por lealtad, por humanidad, pero no para contarlo en las redes. Te juro que no entiendo cómo cuidar a alguien puede ser un atenuante frente al engaño. ¿Dónde se unen ambas conductas? Más allá de tu paternalismo que es una manera común -aunque asfixiante- de machismo, no entiendo cómo has logrado convencerte -y pretender convencer a los que te leen- que cuidar a otro justifica mentirle y exponerle ante la multitud.
En tu esgrima argumentativa se llevan el primer puesto en el «Podio de la culpa de empeorar la condición de Norma» aquellos que deciden no participar de tu engaño pero no vos que decidiste unilateralmente no decirle la verdad. Vos que elegiste mentirle en nombre de todo lo que la cuidaste desde que enfermó en 2020, decís que la seguís cuidando aun destripando su intimidad. Hagamos este ejercicio mental: ¿Qué pasaría si fuera a la inversa? Si fuera Norma la que publica en la redes sociales -compartiendo aquello que no te consultó si querías compartir para que participáramos perfectos desconocidos de calificar quién es la verdadera víctima en la situación planteada-, quién se enamoró de otra persona y que decidió vivir esa relación en nombre de todo lo que te cuidó durante la enfermedad?
Es más. Podría Norma incluso argumentar que lleva décadas cuidándote, limpiando la casa que compartían, haciendo las compras, ordenando tus cosas, alimentándote, criando hijos mientras vos podías desarrollarte profesionalmente, etc, y que todo eso cubre con creces cualquier engaño que pudiera perpetrar.
¿Qué opinarían amigos, alumnos, compañeros, docentes universitarios, y toda la gente que habita este post? ¿Sería eso posible? ¿Tolerable? ¿La justificaría?
¿Qué sentirías si tus vecinos, alumnos, compañeros, leyeran en un medio de comunicación o en Facebook que ya no te ama porque el cuerpo te ha abandonado, brindando detalles de tu enfermedad, de tu lucha por vivir, y todos los detalles privados que aquí has ventilado? ¿Qué sentirían tus hijos? ¿Realmente crees que lo más grave es tu infidelidad? Lo que me motiva a escribir es la decepción de confirmar -una vez más- que algunos que se presentan como aliados de nuestras luchas, así como lo haces vos, no entienden de lo que hablan.
La mentira es la mentira Luis y tiene consecuencias. Pero no me hables de cambiar el mundo si creés que la política solamente se trata de los debates universitarios y las marchas. Ese mundo que militás se construye con honestidad, entendiendo que lo personal -sobre todo para las mujeres y diversidades- también es político, que nuestros actos tienen consecuencias más o menos justas y que exponer la intimidad de una mujer en las redes sociales es violentarla.
¿Querías denunciar a tus hijos mayores de edad? ¿Contar de tu nueva relación? Podías hacerlo, de otra manera, con humanidad. Tal vez recibías algún cascotazo adicional porque evitabas lo que has desarrollado como el contexto que «explica todo».
Pero elegiste el camino equivocado. Hiciste de la intimidad de tu ex pareja material para el conventillo virtual y los medios de comunicación provinciales. Vos, el docente de tantos periodistas entrerrianos… Eso, insisto, también es violencia. Tal vez sentiste vulnerados tus privilegios de género comandando el «operativo cuidado de Norma» y creíste que por eso eras un ser excepcional que merecías reconocimiento público, entonces necesitaste contar el detalle, para que quedara claro que tu cuidado incondicional durante cuatro años y haber compartido con ella gran parte de tu vida tiene un gran mérito.
En ese mundo en el que aspiras vivir, cuidar no debería ser heroico sino humano, sin discriminación de género. No sabemos cuál sería el post de tu ex pareja, seguramente no puede escribirlo, y por eso -y por muchas cosas más- merecía tu silencio como verdadero acto de amor y respeto. La humillaste repetidas veces: cuándo la privaste de la verdad y cada vez que alguien lee y opina sobre su propia historia: la que vos decidiste en una absoluta relación de asimetría, no contarle. Esto, tu post, es político. No es un mero hecho de la vida privada de alguien, vos sabías en qué lo convertías, entonces hablemos de violencia de género, porque ahora se trata de eso. Saludos, Luis.
Un profesor de la UNER ventila escandalosos hechos y dice: «No soy violento»
(*) Paola Robles Duarte es periodista.