El 21 de mayo de 2018, Ilarraz fue condenado a 25 años de prisión al encontrarlo la Justicia responsable de cinco casos de corrupción de menores agravada y dos casos de abuso deshonesto, hechos que ocurrieron en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo durante los años en los que el cura ejerció como prefecto de disciplina, entre 1985 y 1993. Desde entonces, está con arresto domiciliario en un departamento del sexto piso de un edificio ubicado en Corrientes al 300, justo enfrente de la Escuela Secundadria Domingo Faustino Sarmiento, en Paraná.

El fallo de primera instancia, dictado en forma unánime por un tribunal conformado por los jueces Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel, le impuso la prisión preventiva bajo la modalidad de arresto domiciliario hasta que la condena quede firme. Desde entonces, desde el 21 de mayo de 2018,  Ilarraz pasa sus días en el sexto piso de un edificio de calle Corrientes al 300, en Paraná, ubicado frente a la Escuela Secundaria Domingo Faustino Sarmiento.

El 16 de septiembre de 2020 se conoció la decisión de enviar el caso a la Corte, a partir de un recurso extraordinario federal. Fue resuelto por la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), integrada por Bernardo Salduna, Susana Medina y Juan Ramón Smaldone. El voto decisorio estuvo a cargo de Salduna que afirmó que «a mi criterio, corresponde conceder el recurso extraordinario federal», posición a la que se sumó Medina, con la abstención de Smaldone.

La Corte se expidió este martes 1º de julio y declaró la prescripción de los delitos que se le reprocharon a Ilarraz y lo absolvió.

Hernán Rausch, sobreviviente de los abusos del cura Ilarraz, pieza clave en la acusación que derivó en la condena a 25 años de cárcel, se muestra impactado por la noticia de la absolución del sacerdote. “Fue una sorpresa, esperábamos más empatía en la Corte. Pero no quiero perder el foco: en las distintas instancias judiciales en la provincia fue declarado culpable. Y la verdad, la prescripción no dice que es inocente. La prescripción dice que pasó el tiempo. Nuestra lucha ahora será trabajar para que estos delitos no prescriban, y los culpables vayan a cárcel común como cualquier delito que cometen”, dice.

La primera denuncia, ante la Iglesia, fue en 1995, pero entonces la Iglesia no hizo nada: el entonces arzobispo Estanislao Karlic llevó adelante un proceso irregular de investigación, aplicó a Ilarraz la sanción del destierro y archivó toda la pesquisa. En 2012 intervino la Justicia y seis años después llegaría la condena de primera instancia.

“La Iglesia de Paraná trató lo más posible que no salga la luz y que no se exponga esa causa. Eso es lo que quería la Iglesia de Paraná, porque hay muchos involucrados en este tema. Ese es el problema que hubo. Pero logramos desenmascarar a Ilarraz, sacamos la máscara de toda esta trama que habían tenido, y logramos que se reabra esa causa y se elabore otra investigación, otro juicio”, contó.

Rausch entiende que la condena al cura en Entre Ríos marcó un hito: “Logramos quebrar ese secreto, ese silencio y llevarlo a juicio. Nos tuvimos que exponer, tuvimos que exponernos en alma y cuerpo para hablar y luchar en todos los sentidos. Pero siempre fuimos con la verdad. Ilarraz es culpable y la sociedad lo sabe a eso”, plantea.

En esos primeros momentos, todo fue una confusión. “Al principio, obviamente uno siente algunos temores del qué dirán, qué van a decir, para qué lo hacés ahora, pero después hubo una fuerza interior donde no medís las consecuencias. No medí lo que podía llegar a pasar. Nadie quiere estar en estas circunstancias. ¿Quién quiere ir a tribunales a declarar o acusar a alguien? Pero yo sentí la fuerza interior de que debía hacerlo, porque detrás mío hay una familia, hay otras víctimas, hay una sociedad también que está engañada con estos temas”, sostiene.

-¿Cuánto tiempo llevaste con vos este caso?

-Medio siglo. Medio siglo es muchísimo.

-Es casi toda tu vida.

-Es mucho tiempo. Pero yo viví mi vida. Pero esto me marcó de niño. Fueron muchos años. Lo denuncié cuando tenía 13 años. Este tipo es un pederasta, es un abusador de niños, que queda libre por prescripción, pero que está condenado.

-Ilarraz estuvo con arresto domiciliario en un departamento de calle Corrientes desde 2018. Alguna vez dijiste evitabas pasar por ese lugar. Ahora que va a estar libre, ¿imaginas cruzártelo en la calle?

-No me modifica nada. No tengo problema en enfrentármelo. Yo conté la verdad de lo que pasó. Él abusó de nosotros, abusó sexualmente de los chicos del Seminario. ¿Qué va a decir, que soy un mentiroso? No tengo problema en cruzármelo. No sé qué va a hacer de su vida, ni me interesa lo que va a hacer de su vida. Pero yo sé que él está condenado por abuso sexual.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora