Alan Céspedes, docente de música, fue despedido de su cargo en el Colegio Mitre, de Concordia, una institución religiosa de corte confesional, fundada por el Instituto de Hijas de María Religiosas de las Escuelas Pías, una congregación católica femenina de derecho pontificio, fundada el 2 de febrero de 1847 en Figueras, España, por la monja Paula Montal, inspirada en la obra de José de Calasanz, fundador de los escolapios. A las religiosas de este instituto se les conoce como Hijas de María o escolapias. Por eso el Colegio Mitre se denomina Madres Escolapias.
En los primeros días de octubre, trascendió un comunicado de un grupo de padres del Colegio Mitre, a través del cual manifiestan su “profunda preocupación y desacuerdo”, ante la decisión institucional de separar de su cargo, al profesor de música Alan Céspedes.
El docente despedido habló con el programa Puro Cuento de Radio Plaza 94.7.
-¿Por qué te desvinculan del colegio?
-Yo soy profesor de Música de nivel primario. Este año este año se armó un proyecto para un musical para contar la vida de Snata Paula Montal, que es la patrona de la escuela y la orden de las monjas escolapias. En ese proyecto participan alumnas de primero y segundo año de secundario. Yo estaba a cargo con una compañera que es profesora de Teatro. Ahí nace mi vínculo con una alumna que está cursando segundo año, pero que yo la tuve en toda la primaria. Ella me contaba que sufría maltrato de parte de su familia, algo que puse en conocimiento de las autoridades de la escuela. De hecho, tengo el recuerdo de que en el año 2021, cuando la nena estaba en cuarto grado, le habíamos encontrado unas marcas. Dijimos de denunciar el hecho, pero el colegio decidió que no. Citaron al padre, y el padre se comprometió a mejorar las cosas en su familia. O sea, quedó en la nada. Pero la nena siempre tuvo un vínculo cercano conmigo, siempre por el lado de la música. Se refugió en mí y en otra compañera, que éramos como sus “padres”. Nos contaba todo. El tema es que a medida que crecía las cosas que nos empezó a contar se iban agravando. Lo volvimos a plantear a las autoridades. Pero los directivos del colegio simplemente me decían que yo me apartara, porque no era profesor del secundario, y que tenía que limitarme solo a los ensayos. El tema es que yo la tenía de alumna en la Escuela Mitre, y también en una escuela de música donde también doy clases y ella es alumna. Yo insistía en que la nena me contaba muchas cosas. Me pidieron que la derivara con la psicopedagoga. El apoderado me dijo, textual: “Decile que no la podes escuchar”. A mí me jugó en contra esta parte de dejarme llevar por la parte humana, de no respetar los protocolos, lo que sea. La gurisa siempre me escribía, a veces por Instagram. Hubo una noche en la que me relató algo zarpado, que había ocurrido en Uruguay. Un exempleado de la empresa de los padres, que la acosaba. Este empleado la encuentra por la calle y le dice que por su culpa lo habían despedido. Cuando me contó eso, no pude seguir durmiendo. Eso me lo me escribió a las dos de la mañana”.
Pero la relación entre profesor y alumna se interrumpió. “El padre de la adolescente vio las conversaciones y amenazó con hacer denuncia porque yo mantenía conversaciones con una menor de edad y que eso era inapropiado. Dijo que me iba a denunciar por abuso. Recuerdo que el apoderado del colegio me dijo: “Vino el padre recontracaliente. Te quiere denunciar. Yo le dije que no, que no te denuncie, porque yo tengo una amistad con él. Le pedí encarecidamente que no lo haga, pero no te puedo tener un minuto más acá en el colegio. Y que me iban a despedir. Yo le dije que el padre podía hacer la denuncia, que yo ponía a disposición mi teléfono y las conversaciones, que no tenía nada para ocultar. Pero el colegio simplemente me despidió, sin darme opción a decir nada, sin el previo aviso. No me suspendieron para investigar nada. Me despidieron. Ahora estoy esperando que me llegue el telegrama, que todavía no llegó. Estoy con un abogado que mandó un telegrama exigiendo que se defina mi situación laboral, porque estoy a la deriva”.
-¿Qué pasó con la estudiante?
-No se preocuparon por el futuro de esa menor. De hecho, me llamó una de las religiosas escolapias, que está en Córdoba, diciéndome que lamentaba mucho lo qu
En la carta abierta, los padres remarcan que según lo informado por las autoridades “no existe ninguna denuncia ni acusación de carácter inapropiado o de abuso”, contra el docente y señalan que su apartamiento “se vincula a cuestiones administrativas”, ae pasó, y me dice: “Yo sé que tus manos están limpias, que todo lo que hiciste lo hiciste de corazón, y que tenés un corazón grande como el de Jesús. Pero ¿sabés qué? No estamos viviendo en los tiempos de Jesús. Estamos viviendo en una sociedad donde hay muchos protocolos, donde hay mucha burocracia y muchas normas que respetar”.
-¿Todavía no has ido a la justicia?
-No, todavía no. Yo estoy esperando a que se resuelva esto de la situación laboral, primero, y que me paguen lo que me corresponde, por el despido sin preaviso, sin nada. Estamos a la espera de eso.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora