La Iglesia es un organismo que rara vez cambia.

Lo demuestra, si no, la conducción “política” de la curia paranaense, donde hay nombres que se repiten a lo largo de los años.

Uno de ellos es el recientemente retirado comisario mayor de la Policía de Entre Ríos y canciller d de la curia, Hernán Quijano Guesalaga.

Ahora, el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, dispuso “cambios” en la conformación del consejo presbiteral, una especie de consejo de ministros que lo asesora y que es organismo de consulta de la conducción de la Iglesia.

Se fue de ese organismo el exvicario general de la diócesis, que a comienzos de año presentó la renuncia a ese cargo, función que ejerció desde el año 1992. También abandonó su lugar en el consejo presbiteral como miembro nato.

Otro que dejó su lugar es Eduardo Jacob, que renunció al cargo de rector del Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, y pidió un tiempo de retiro, sin funciones pastorales ni de c onducción. Ya no forma parte del consejo presbiteral.

El único que se mantiene es Quijano Guesalaga.

De acuerdo a lo que informó la curia, mediante decreto, Puiggari confirmó la designación como miembros natos del consejo presbiteral para el trienio 2017-2019 al vicario general Eduardo Tanger, el canciller Hernán Quijano Gueselaga y el recientemente asumido rector del Seminario, Cristian Torres.
En el consejo presbiteral tienen un lugar, además, cada uno de los representantes de los nueve decanatos que componen la diócesis.

En el trienio anterior, 2014-2016, los miembros natos del consejo presbiteral eran Silvestre Cecilio Paul, Eduardo Hugo Tanger, Hernán Quijano Guesalaga y Eduardo Jacob.

En 2007, el entonces arzobispo Mario Maulión reformó los estatutos de ese consejo. La última modificación había sido aprobada en diciembre de 1995 por el entonces arzobispo Estanislao Esteban Karlic–y fijó como función esencial la de ayudar eficazmente con sus consejos al arzobispo en el gobierno de la Arquidiócesis.

A pesar de los cambios, un nombre que queda es el de Quijano.

Nació en Buenos Aires el 8 de abril de 1950, y se ordenó como cura en la localidad bonaerense de Luján, el 13 de noviembre de 1976. Llegó a Paraná de la mano del fallecido arzobispo Adolfo Servando Tortolo, en 1984, y nunca más se fue.

Hoy, es el canciller de la curia, y ha manejado los hilos del protocolo eclesiástico con los últimos tres arzobispos –Estanislao Karlic, Mario Maulión y Juan Alberto Puiggari–, e incluso llegó a formar parte del equipo de formadores del Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, contemporáneo con un colega cuyo nombre está en la agenda pública por una investigación penal: Justo José Ilarraz.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.