El abogado Milton Ramón Urrutia, defensor del cura Juan Diego Escobar Gaviria en la causa por abuso a menores mientras fue párroco en Lucas González, entre 2005 y finales de octubre de 2016, denunció públicamente –no lo hizo en los tribunales ni en el Colegio de Abogados—que durante la audiencia de remisión a juicio de la causa, el martes 9, fue abordado por dos personas en los sanitarios de los Tribunales de Nogoyá, que a su defendido no se le permitió salir del lugar a donde está detenido, la cárcel de Victoria, y que durante el debate el fiscal Federico Uriburu pretendió arrebatarle el teléfono celular.

Urrutia dijo que fue “tal el atropello, que fue desde una golpiza en un baño que me intentaron propinar pasando por agresiones verbales en audiencia hasta amedrentamiento de secuestrarme teléfono en la audiencia porque estaba recibiendo mensajes (que daban cuenta) de lo que estaba sucediendo con el padre (Escobar Gaviria), que quería estar en la audiencia y lo tenían cautivo contra su voluntad en la Unidad Penal”. En esa situación, involucró a la Policía al decir que ningún móvil fue desde Nogoyá hasta el penal de Victoria a retirarlo;  al Servicio Penitenciario –“le hicieron firmar algo por triplicado de lo cual no le dejaron copia en la cárcel”–, al juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, que permitió en la audiencia “ser agredido”, y al fiscal Federico Uriburu, a quien acusó de pretender “arrebatar” su teléfono celular en Tribunales.

El juez Acosta relativizó los dichos del defensor Urrutia y entendió que si de verdad existieron actos irregulares, situaciones de amenazas y violencia, “debió haber hecho la denuncia. Urrutia es abogado, y sabe cómo hay que proceder. Pudo haber denunciado los hechos en Fiscalía, y si entendía que no tenía garantías, también pudo haber ido al Colegio de Abogados. Pero no hizo nada de eso. Solamente hay denuncias mediáticas. Dice que fue abordado por dos personas en los baños, pero los baños de Tribunales en Nogoyá no son públicos. Para ingresar, hay que pedir la llave. No hay posibilidad de que entre otra persona si uno no lo consiente que ingrese, porque tiene la llave en su poder”.

Respecto del incidente con el celular en la audiencia, el fiscal Uriburu contó que Urrutia mostró un mensaje a la cámara que graba, y habló de que Escobar Gaviria estaba diciendo que quería estar en la audiencia y que no se le permitía. Entonces, pedí al juez que le haga decir quién mandó mandó el mensaje, porque el cura no tiene celular en la cárcel y tiene limitado el contacto con su círculo más próximo. Urrutia entonces dijo que se lo mandó (la tesorera de la parroquia y mano derecha del cura, Luciana) Gaztelumendi. Pero además, le dije que si estaba denunciando un ilícito, lo que me correspondía  hacer como fiscal era secuestrar el teléfono para peritarlo y extraer el mensaje para iniciar una investigación”.

Respecto de lo que Urrutia dice que ocurrió en el baño, el fiscal señaló que “jamás lo denunció en la audiencia. En las seis horas que duró la audiencia no dijo nada. En todo momento, además, estuvo acompañado de otra abogada (María Alejandra Pérez). Pero es raro que haya ocurrido algo porque los baños de Tribunales no son públicos, están cerrados, además el día de la audiencia, como hecho extraordinario, había tres policías. El baño donde dice que ocurrió está en la planta baja, donde además hay otras dependencias, que no son de la Justicia. Es decir que había mucha gente. No entiendo cómo pudo ser que ingresaran estas dos personas que dice”.

Respecto del anuncio hecho por el abogado Urrutia de que presentará un pedido para que se declare la nulidad del autor de remisión a juicio, que dispuso el martes 9 el juez Acosta, señaló el fiscal que es inviable. “No es posible pedir la nulidad. No hay causal. Además, la remisión a juicio es irrecurrible. No es atacable”, abundó.

El fiscal dijo además que en la audiencia del 23 de abril, cuando el camarista de Gualeguaychú Arturo Dumón, del Tribunal de Juicios y Apelaciones, confirmó la prisión preventiva, pidió a los fiscales “tener especial cuidado” con las personas del círculo íntimo del cura para que no se acerquen al penal de Victoria, donde está alojado.  En especial, la secretaria Luciana Gaztelumendi  y su ladero, Daian Larrosa.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.