En su libro, «El pueblo manda», el exgobernador Sergio Urribarri cuenta en tono epopéyico el contrapunto que mantuvo el kirchnerismo en 2008 con los empresarios del campo.

Urribarri utiliza una prosa curiosa para referirse a aquellos días, cuando hubo piquetes, bloqueos, protestas y cortes de ruta. Cuenta que llegó para conocer de cerca qué ocurría y estuvo en medio de un acto del campo.

Al parecer, había ido en plan de pic nic y había llevado a toda su familia a ver qué ocurría en el mundo de los «oligarcas». Así lo cuenta: «Yo estaba espiando por el visillo del presente esa Argentina histórica que no quería ajustarse a una Argentina para todos».

Bueno, en eso estaba, mirando por el «visillo», junto a su hijo Franco, cuando decidió arrimarse al palco de uno de los actos. «¡Era un palco imponente de grande! Había que intimidar al pueblo, no tengo dudas, esa era la lógica de la mampostería oligárquica», cuenta.

En ese plan de excursión a la realidad de la «oligarquía», dice Urribarri en su libro, que se vende a $350 en las librerías, «lo que nos llevó la vista fue un auto importado que estaba a la derecha del palco y que sería de algunos (sic) de los organizadores».

Y sigue: «Era un Mercedes Benz de lo más grande que había visto en mi vida. Le digo a Franco: ´Sacale una foto con el celular´. Franco a esta altura ya estaba algo nervioso y me contestó: ´No, Urri, dejá de embromar, vámonos ya´. Como buen vasco que soy, encaré».

Aunque no un Mercedes Benz «de lo más grande que había visto en mi vida», Urribarri tuvo a su disposición un Audi, otro auto importado, de altísima gama. Y aportado por la nueva oligarquía, los empresarios que crecieron al calor del poder de turno.

La Justicia le abrió una de las cuatro causas que tiene Urribarri, en este caso por dádivas.

El delito de dádivas involucra al que da y al que recibe, pero por un traspié, la Justicia no pudo avanzar demasiado sobre Urrubarri, el beneficiado con el uso de un vehículo Audi proporcionado por un empresario de medios .

En cambio, la pesquisa sí está avanzando sobre el empresario que puso a disposición de Urribarri y su mujer, Ana Lía Aguilera, el mentado Audi.

Se trata de Jorge Aníbal Pérez, titular de Productores Independientes Asociados (PIA) SA, que explota la señal de Canal 9 Litoral, y además está metido en el negocio del juego en Entre Ríos.

Pero Pérez no figura en el directorio, sino su mujer, María Ximena Velázquez.

Pérez es socio también de la empresa Kaskira SA, y participa de la explotación del Hotel Howard Johnson Mayorazgo. Justamente, a nombre de esa firma, Kaskira SA, estaba registrado el Audi que se puso a disposición del exgobernador.

Como lo reveló en septiembre último el sitio Análisis Digital, Urribarri y su esposa, Ana Lía Aguilera, fueron habilitados, cédula azul mediante, a conducir un automóvil Audi 2015 que entonces era propiedad de la empresa Kaskira SA, con sede en Capital Federal.

Uno de sus dueños es Jorge Aníbal Pérez, dueño de Canal 9 de Paraná y accionista de la firma Neogame, una de las más beneficiadas en el negocio del juego en Entre Ríos, también con hoteles en Paraná y Formosa.

El vehículo, ese Audi, no estaba a nombre de Urribarri y su mujer, sino registrado a la empresa Kaskira Sociedad Anónima, con domicilio en Uruguay 775, piso 4, de Capital Federal.
Pero cuando ese escándalo se hizo público –Urribarri utilizó, siendo funcionario público, un vehículo cedido por un particular, una caso que la Justicia rotula como dádiva—el Audi pasó rápidamente de manos.

Urribarri fue imputado por haber recibido dádivas de una empresa que explota el negocio de los juegos de azar en la provincia, luego de que se revelara que Kaskira Sociedad Anónima había comprado el fastuoso automóvil para el ex mandatario.

Cuando la revista «Análisis» publicó la novedad, el ex gobernador ensayó una explicación: “En su momento, cuando a mi señor»a se le detectó un problema de salud, una persona se ofreció y puso a disposición un auto que nunca mi señora usó”.

En otras palabras, admitió que consintió la recepción del Audi A1, chapa patente OVS 226, valuado entonces en unos 50.000 dólares, que Kaskira SA adquirió el 11 de mayo de 2015 y diez días después emitió tarjetas azules autorizando a Urribarri y Aguilera a que lo conduzcan; y a una tercera cédula a nombre de un chofer de taxis y remises que también trabajaría para la firma. Eso motivó una denuncia que presentaron los abogados Rubén Pagliotto y Guillermo Mulet.

Sin embargo, el 21 de septiembre de 2016, es decir, dos semanas después de que se revelara la noticia, la empresa habría vendido el automóvil a una tal Marta Teresa Castro, y fue a ella a quien la Justicia le incautó el vehículo, el 7 de diciembre, en el marco de la investigación por dádivas y enriquecimiento ilícito contra Urribarri, su esposa e hijos, indicó Página Judicial.

El delito de dádivas, explican en la Justicia, alcanza al que la recibe, y también a quien la da. De momento, el brazo judicial avanza sobre la empresa Kaskira, porque no se pudo probar de momento la utilización del vehículo por parte de Urribarri y su mujer. Lo que ahora esperan en la Justicia es la declaración indagatoria de los empresarios socios de Kaskira SA, quien sí están comprometidos; más distendida es la situación de Urribarri, por cuanto la causa no ha podido determinar que efectivamente hizo uso del “donativo” de los empresarios.

El empresario que le «prestó» el Audi a Urribarri está citado a declaración indagatoria. Será este lunes, en los Tribunales. Entonces, el dueño de Canal 9 Litoral y del Mayorazgo deberá rendir cuentas ante los fiscales que llevan adelante la causa, Santiago Brugo y Patricia Yedro.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.