El arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, se olvidó de puntualizar que la principal responsabilidad en los abusos de curas pedófilos entre el clero paranaense es responsabilidad de la jerarquía eclesiástica.
En la homilía que pronunció en el Te Deum por el 25 de Mayo en la Catedral de Paraná, Puiggari dijo que «nosotros también sufrimos por nuestra Argentina, hay situaciones muy dolorosas que no pueden sernos indiferentes, no queremos caer en la culpa fácil del otro, sino el compromiso de todos, especialmente de aquellos que tienen en sus manos más posibilidades de encontrar las soluciones, compromiso que también hoy se hace oración, frente al Señor de la Historia, para superar la pobreza que nos avergüenza, la drogadicción, flagelo para nuestro jóvenes, el femicidio, que nos humilla como sociedad, el abuso que tanto nos duele a todos y especialmente a la Iglesia, la corrupción causa de tanta iniquidad,la educación que hipoteca nuestro futuro, la inseguridad y tantos otros problemas que desgarran nuestra alma de argentinos. No hay derecho a seguir dividiéndonos, necesitamos recrear la fraternidad, porque nuestros hermanos excluidos no pueden esperar».
Los abusos dentro de los miembros del clero –la Iglesia de Paraná tiene tres curas con causas en la Justicia por abusos a menores, Justo Ilarraz, Marcelino Moya y Juan Diego Escobar Gaviria–, la parecer, no entran dentro de la órbita de la responsabilidad de la jerarquía eclesiástica.
«Nos hemos reunido en este templo para conmemorar aquel primer grito de libertad del Cabildo de Buenos Aires, que llegaría a su madurez con la independencia, en el Congreso de Tucumán en 1816.Nuestros Padres nos enseñaron a rogar y agradecer. Ellos sabían que el futuro de la patria naciente, su unidad, su libertad, su grandeza son, al mismo tiempo, don de Dios y tarea del hombre», dijo Puiggari en su homilía, que fue seguida por el gobernador Gustavo Bordet, el vicegobernador, Adán Bahl, y el intendente de Paraná, Sergio Varisco.
«Venimos a dar gracias por esta tierra bendita, octava por su extensión, con todos los climas, casi todas sus geografías; con uno de los reservorios de agua dulce más grandes del planeta; con inmensas potencialidades para los más diversos cultivos o la cría de animales; con grandes riquezas de minerales y petrolíferas, con ríos y mares pródigos en reservas ictícola, con montaña y pampa, con lomadas, estepa y desierto, sierra y meseta, bosque y selva que adornan exuberantes, su patrimonio natural», ponderó el jefe de la Iglesia de Paraná.
Y agregó: «Venimos a dar gracias por nuestra tierra entrerriana, unida en un abrazo por el río de los pájaros y el hermano del mar: Por su riqueza que florece a cada paso, en cada verde y nos brinda un paisaje de bravura que es pujanza y grandeza que es inmensidad, que se muestra en su ternura de madre quien alimenta sus hijos con el dorado del trigo y se brinda a cada hombre convertido en pan».
«Pero, sobre todo, le damos gracias a Dios por nuestro pueblo,con un mestizaje nuevo, con sus criollos e inmigrantes de ayer y de hoy, que sembraron sus vidas en nuestra tierra haciendo de ellas como decía San Juan Pablo II, en su visita a Paraná, un crisol de razas, donde no hay extranjeros, ni nativos sino hermanos unidos por el blanco y celeste del cielo, cruzado por el rojo federal», ensalzó Puiggari su homilía en el Te Deum por el 25 de Mayo.
Y catequzó a los suyos al decir que la actitud del cristiano debe ser la de «superar la parálisis frente al mal, vencer la tentación de la queja inútil, de la protesta por la protesta. Debemos reaccionar como Jesús, amando a la Patria, como exigencia del mandamiento que nos pide honrar al padre y a la madre, porque la patria es el conjunto de bienes que hemos recibido como herencia de nuestros antepasados, es un bien común de todos los ciudadanos, y como tal, también es un gran deber».
«Como respuesta al momento, tenemos que cultivar en nosotros el patriotismo, virtud olvidada y callada, que procura cultivar el respeto y amor que debemos a la patria, mediante nuestro trabajo honesto y la contribución personal al bienestar común, que nos lleve a todos sin excepción a preguntarnos qué puedo, y qué debo hacer para cooperar al bien de nuestra querida Argentina. El verdadero patriota busca y propone los medios para poder cambiarlos, pues no es correcto contemplar los problemas sin que hagamos algo, por más pequeños que sean. La indiferencia o el no te metas, es un pecado», dijo Puiggari, pero se olvidó del ninguneo al que han sido sometidos los que han planteado la exigencia de una actitud más clara de la Iglesia de Paraná frente a los abusos de los curas.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.