El camping Toma Vieja se ha convertido en un lugar para usos variopinto. El amplio verde es apetecido por muchos para actividades que nada tienen que ver con el esparcimiento. Se vuelcan residuos, se dejan que animales pasten y es camino usurpado por vecinos de un barrio privado, que han logrado que el Estado les instale un portón corredizo. Así, el camping es un paseo continuo de autos que van y que vienen. Y los visitantes, los que van a apreciar el verde, a contemplar la inmensidad del río desde la barranca, se convierten en convidados de piedra.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.