El exintendente de Mansilla, Rodolfo Orué (FPV), fue condenado por la Justicia de Rosario del Tala a devolverle al Estado una suma de $5.803,70  por haber  cobrado en forma irregular guardias pasivas en el Hospital Nuestra Señora del Carmen.
La demanda fue iniciada por el fiscal de Estado, Julio Rodríguez Signes, en un reclamo que alcanzó también a la mujer del exintendente, Zulma Macchiavello, quien trabaja como enfermera en el Hospital de Mansilla, y fuera denunciada por contar con un título trucho.
La sentencia, firmada por el juez de Paz de Rosario del Tala, Luis Victor Ramón Boggian, es en el marco de una demanda de la Fiscalía de Estado a partir de una petición hecha por el director del Hospital Nuestra Señora del Carmen, Franco Warlet, quien actuó en base a un informe del Tribunal de Cuentas.
La investigación judicial se inició ante el presunto perjuicio que se habría ocasionado al erario provincial a raíz de pagos efectuados por el Hospital Nuestra Señora del Carmen a Orué en concepto de guardias pasivas que presuntamente el mencionado galeno no habría realizado. Además de intendente de Mansilla, Orué fue director del hospital de esa localidad.
En las elecciones de 2011, el municipio de Mansilla, que hasta entonces estaba en manos de Orué, pasó a ser conducido por el radical Omar Migueles. Orué, que es médico, quiso retomar su cargo en el Hospital Nuestra Señora del Carmen, adonde su mujer, Zulma Maquiavelo, era jefa de enfermería.
Pero hubo resistencia. Los vecinos de Mansilla alzaron su voz de protesta, y reclamaron que en el cargo sea confirmado quien hasta entonces era director, Franco Warlet.
Warlet había llegado cuatro años antes, cuando Orué dejó su cargo en el hospital, y empezó a cumplir funciones de intendente.

Cuando no fue más intendente, quiso retomar funciones en el hospital, y Warlet le asignó tareas de atención en los consultorios externos, que Orué rechazó. No sólo eso: llevó su malestar al Ministerio de Salud por cuanto no creía que ésa debía ser su función; aspiraba a otro rango: director.

Enterados de esa pretensión, los vecinos de Mansilla, ciudad de 2.200 habitantes ubicada a 45 kilómetros de Tala, y a menos de 200 kilómetros de Paraná, protagonizaron largas protestas, y al final consiguieron su propósito: Orué no fue director. Y Warlet se mantuvo en función.

Cuando fue intendente, la administración de Orué fue observada con detenimiento por el Tribunal de Cuentas de la Provincia, que le reprochó algunas irregularidades detectadas. Quizá el dato anecdótico que más se recuerde sea la decisión adoptada por el jefe comunal de comprar una partida de Viagra con fondos comunales.

Orué había sido echado durante la administración del exgobernador Sergio Alberto Montiel. Pero en octubre de 2010 consiguió que el Poder Ejecutivo le perdonara un oscuro episodio que derivó en su cesantía en 2001 de su cargo de médico asistente del Hospital Nuestra Señora del Carmen, y también de los centros de salud Coronel Dorrego, de Gobernador Echagüe, y Sagrado Corazón, de Arroyo Clé.

Lo que se le reprochó entonces fue haber extraviado toda la documentación respaldatoria de los gastos efectuados entre los años 1997 a 1999 siendo médico en centros asistenciales públicos. Cuando el Tribunal de Cuentas quiso auditar los gastos, se encontró con el faltante de los comprobantes, y al pedirle a Orué la presentación de esos documentos, éste exhibió una constancia extendida por la Policía en la que explicaba que había perdido un maletín conteniendo todas las facturas durante un viaje a Rosario del Tala.

La pérdida de aquel maletín mereció otro reproche. Orué justificó el viaje hasta Rosario del Tala, distante a 40 kilómetros de Mansilla, por cuanto allí le resultaba más barato sacar las fotocopias de la documentación.
Para la Dirección de Sumarios hubo una conducta «negligente» al no haber puesto celo en la documentación que llevaba, y además «poco creíble» al no poder certificar si perdió el maletín o se lo robaron. Además, le cuestionaron «la desidia» en la exposición ante la Policía, y la «burda excusa de sacar fotocopias en Rosario del Tala, por una disminución de costos, cuando el viaje que debía hacer suponía «mayor erogación» en combustible.

Ahora, otra investigación del Tribunal de Cuentas lo puso en aprietos. En su presentación, Rodríguez Signes hizo notar que Orué, por medio del Decreto Nº2598, del 10 de agosto de 2010, fue designado como personal suplente extraordinario en el hospital Nuestra Señora del Carmen  y que amén de la designación,  «no pertenecía a la planta personal del nosocomio ya que detentaba el cargo de Intendente de Mansilla, no cubriendo guardias asignadas, pero sí percibiendo el pago por las mismas».
O sea, quiso cobrar guardias en el hospital estando a cargo de la Municipalidad de Mansilla.
Esos pagos se interrumpieron en mayo de 2010 por decisión de Warlet, siendo el total percibido hasta el momento la suma de $5803,70.
La investigación sobre Orué, un personaje inclasificable, comenzó en 2011 y derivó en un incidente policial entre el exjefe comunal y el director del Hospital de Mansilla.
Warlet lo denunció a Orué en 2011 por querer atropellarlo mientras él conducía su moto.
Para el médico las intimidaciones de entonces estuvieron relacionadas con las investigaciones que empezó y por las presentaciones que hizo en la Secretaría de Salud. Todo se originó a partir de un oficio producido por el Tribunal de Cuentas en el que alertó de pagos indebidos al ex intendente.
Ahora, la Justicia falló en contra de Orué, aunque se trata de una reprimenda simbólica. Deberá devolver una suma apenas superior a los $5.000. Pero el fallo todavía no está firme.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.