Los empujó la desesperación. La falta de trabajo, el alquiler imposible de pagar, la escasez de ayuda, la indolencia de los despachos oficiales.
Fernando Lencina, y su esposa Edit Lucero, más el hijo de ambos de 3 años, se fueron a vivir a las abandonadas instalaciones del Hotel Alvear.
El Hotel Alvear cerró a finales de mayo último, y dejó a 14 trabajadores en la calle. Entre ellos, a Fernando Lencina, con ocho años de antigüedad.
Quedó en la calle. Antes, un tiempo atrás, había quedado sin empleo su esposa Edit.
En la casa no ingresa sueldo desde marzo, de modo que han sobrevivido cuanto han podido, hasta que los ingresos no le bastaron para afrontar el pago del alquiler.
Entonces, decidieron irse a vivir al Hotel Alvear: ingresaron por el acceso que da a calle Corrientes y Rosario del Tala.
Ahí están: pidieron por su fuente laboral, reclamaron por los sueldos impagos, y cuando nada consiguieron acudieron al Estado. En Desarrollo Social no encontraron respuestas.
Vivieron como pudieron, hasta que no pudieron más. Entonces, Fernando y Edit ocuparon instalaciones ajenas. La desesperación los empujó.
Ahora están ahí. Como esperando.
En medio de los despojos y el abandono de una fuente laboral que ya no está, que cerró sus puertas.
Un hotel que tuvo historia en la ciudad.
El hotel abrió sus puertas en forma parcial en el año 1973, un año después que el ahora remozado Howard Johnson Mayorazgo. Entonces, 85 habitaciones, levantado en una superficie de 500 por 1000 metros cuadrados, con salida a tres calles: Corrientes, La Paz y San Martín.
La historiadora Ofelia Sors en “Paraná después del Túnel Subfluvial 1960-1990” cuenta que su construcción fue impulsada por la empresa Chal Tex SA, “cuyos asociados suman más de un millar. La obra comenzó a mediados de 1968 bajo la dirección de la arquitecta Lidia Rodríguez de Brizzi, autora también del proyecto. Hacia 1967 ya se contaba con las propiedades sobre calle San Martín y Corrientes, con una superficie aproximada de 500 y 1.000 metros cuadrados respectivamente, además en 1972 se adquiere una propiedad sobre calle La Paz”.
El proyecto fue languideciendo con el tiempo. La construcción de un complejo que da a calle La Paz nunca se concretó y sólo quedó la estructura. Sólo se utilizó la torre que da a calle San Martín, en cuya planta baja funcionó hasta 2016 un restó, El Biyuyo, que después dio lugar a una tienda de ropas.
Lo único que subsiste como explotación comercial ahora es la playa de estacionamiento que da a calle La Paz: lo demás está siendo rematado de forma subrepticia, dicen los trabajadores.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.