Durante la gestión de Claudia Vallori al frente del Consejo General de Educación (CGE) se puso en marcha un mecanismo de contención educativa muy cuestionado desde el sector docente: los polos de reingreso, unas estructuras paralelas creadas en 2015 exclusivamente para alumnos repitientes que, así, se convirtieron en una especie de guetos educativos.
A través de la resolución N° 650, del 16 de marzo de 2015, firmado por la entonces titular del Consejo de Educación, y los vocales políticos Héctor de la Fuente, Joel Spizer y Blanca Azucena Rossi, se dio forma a los denominados “Polos de Reingreso al Nivel Secundario”, destinados, decía el texto, a adolescentes de entre 15 y 17 años “que presentan situaciones de repitencia y se encuentran fuera del sistema por abandono”.
Pero la actual gestión educativa decidió dejar sin efecto esos polos de reingreso, y sólo accedió a dar continuidad a los que ya estaban en funcionamiento.
Aunque conforme se los va dejando sin efecto, aparecen los reclamos.
Es lo que sucede en la Escuela Nuestra Señora de Guadalupe.
Allí hay preocupación por el futuro de los docentes que se desempeñan en ese espacio, según cuenta Fabricio Almada, docente de la escuela.
«Los polos de reingreso surgieron en el 2015 como un dispositivo para reingresar al sistema educativo a estudiantes que por distintos motivos no están escolarizados. Comprende la franja etárea de entre los 15 y 17 años, y les permite culminar el ciclo común básico. Algunas escuelas de la provincia cuentan con este espacio, donde estos estudiantes retoman sus trayectorias escolares, las que se han visto obstaculizadas por distintas situaciones, lo que les resulta dificultoso a la hora de reinsertarse a una modalidad escolar común, encontrándose en mayor desventaja por cuestiones de sobreedad», dicen desde la escuela.
El polo de reingreso «ha logrado, en estos tres años de aplicación, dar respuesta a la necesidad y derechos de estos alumnos en situación de vulnerabilidad escolar y social –señalan los docentes–. Es necesaria su continuidad para garantizar la inclusión de estos chicos que, de otra manera, quedarían por fuera del sistema educativo. A esta realidad, se suma que serán muchos docentes quienes perderían su fuente de trabajo. Docentes comprometidos en la puesta en marcha de esta modalidad distinta, desafiante y única que ha dado un marco de inclusión efectivo para nuestros chicos».
Cuando se crearon los polos de reingreso, se estableció que “como excepcionalidad se podrán incorporar adolescentes de 14 años de edad, de condición repitiente, quienes contarán con la autorización previa del supervisor y director departamental”, dice la resolución N° 650 de Educación.
Esos nuevos espacios educativos, destinado a alumnos repitientes, se pensaron con un modo de funcionamiento muy flexibilizado: los docentes que dictaban clases eran los mismos que ya trabajaban en la escuela, aunque en otra tarea: así pasaron a denominarse tutores pedagógicos, cuyo salario fue financiado por la Nación a través del Plan Mejora.
El sostenimiento de las escuelas para repitentes, explicó la norma de creación, “se realizará analizando y optimizando la planta funcional existente y el presupuesto con que cuenta la institución (horas de tutorías disciplinares, formatos complementarios)”.
Respecto del lugar de ubicación de esas escuelas para repitientes, el texto de la resolución del CGE aclaró que la escuela que requiera la apertura del “Polo de Reingreso al Nivel Secundario” debe contar “con espacios y equipamiento mobiliario mínimo para llevar adelante la propuesta”.
Pero ahora los polos están en tránsito hacia su supresión. Aunque la medida no encuentra eco favorable en las escuelas, que ven que los docentes que se desempeñan en esos espacios quedarían sin trabajo, y sus alumnos, a la intemperie.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.