“Me cagaste la niñez”

Alexis Endrizzi caminó hasta el vallado policial que impedía avanzar sobre calle Centenario, al costado del edificio de los Tribunales de Gualeguay, y esperó la salida del cura Juan Diego Escobar Gaviria a bordo de un patrullero.

Ahí, entre el vallado policial y la puerta lateral de ingreso a los Tribunales, por donde entró y salió el cura Escobar Gaviria cada uno de los días de debates del juicio por corrupción y abuso de menores, estaba Silvia Muñoz, madre de R, víctima de los abusos al cura, cuya denuncia abrió la investigación penal que ahora tiene al sacerdote al borde de la condena.

“Hijo de puta. Te vas a pudrir en la cárcel”.

Los gritos desesperados de Alexis Endrizzi y de Silvia Muñoz se oyeron como un eco en medio de la siesta gualeya, y cortaron como un rayo el clima de tensión que se vivió al final de la jornada de alegatos en el juicio oral en la que los fiscales Federico Uriburu y Dardo Tórtul más el querellante Mariano Navarro formularon el pedido de 25 años de prisión para el sacerdote, ex párroco de Lucas González, que carga con tres denuncias por corrupción y una por abuso sexual simple, todos los casos agravados por la condición de miembro del clero.

Atrás, muy atrás, en la Plaza Constitución, había quedado el pequeño grupo de seguidores de Escobar Gaviria, liderado por la contadora Luciana Gaztelumendi.

A mediamañana, había llegado hasta allí para alentarlos el cura Leovigildo Escorcia, el único miembro del clero que pisó suelo de Gualeguay para acompañarlos.

De ese grupo, salió la frase que fue un insulto al grito desesperado de Silvia Muñoz. “Vos tendrías que haber cuidado a tu hijo”, le respondieron desde el grupo afín a Escobar Gaviria.

Escobar Gaviria se fue como había llegado: fuertemente custodiado y fue derivado a la Unidad Penal de Victoria, a donde fue enviado el 21 de abril, con prisión preventiva, lugar en el que permanecerá hasta el próximo miércoles 6 de septiembre, a las 8,30, cuando el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay dé a conocer el veredicto.

Durante la jornada de este lunes, que se extendió entre las 9,30 y las 15,30, los fiscales argumentaron el pedido de 25 años de cárcel por el cura, y los defensores Juan Pablo Temón y María Alejandra Pérez –Milton Ramón Urrutia se mantuvo en silencio—pidieron la absolución de su defendido.

Concluidos los alegatos, el cura Escobar Gaviria hizo uso del derecho de decir sus últimas palabras antes de recibir la condena, y dijo sentirse un perseguido. Pero además, centró su diatriba sobre la figura del fiscal Uriburu y además refirió ser víctima de una vendetta política de parte del intendente de Lucas González, Luis Hanemann.

Frente a los jueces María Angélica Pivas, Darío Crespo y Javier Cadenas, Escobar Gaviria refirió que el jefe comunal fue a verlo a la iglesia San Lucas Evangelista para pedirle apoyo. El cura manifestó su voluntad de apoyarlo, pero con una condición: «que deje de apoyar el narcotráfico» en el pueblo.

Raro fue eso. El cura jamás hizo la denuncia sobre la existencia de narcotráfico en el pueblo. Además, cargó contra el fiscal, señalando que se había paseado por los medios adelantando el contenido del alegato, para así ejercer presión, eso dijo el cura, sobre el tribunal.

A todo con esa exposición, buscó pegar un golpe bajo: «Ya tengo la condena social».

Pero volvió con la cuestión de las drogas. “Yo sabía que iba a terminar así, muerto en vida, como ahora estoy, en la cárcel, por haber combatido el narcotráfico. Ya me lo había dicho (el arzobispo emérito, Mario) Maulión;: que no me meta con el narcotráfico, porque iba a terminar muerto. Eso pasó: hoy me encuentro muerto en vida”.

Eso dijo Escobar Gaviria ante el tribunal.

–¿Habló de los abusos? –preguntó Entre Ríos Ahora al fiscal Uriburu.

–De las acusaciones que hay de promoción y abuso de menores, no habló, Pero dijo que los chicos iban a quedarse a dormir en la iglesia porque querían. Que él no los obligaba. De modo que negó que haya habido chicos que dormían con él. No negó hechos. Dijo también que hace 19 años que es cura y que esta es la primera denuncia que le hacen. La frase que usó: ´Es la primera vez que un chico salta´. Que nunca había pasado y que había llegado a tener 60 monaguillos a su cargo.

–¿Qué argumentos usó la defensa para pedir la absolución?

–Plantearon otra vez la nulidad de la primera cámara Gesell, cuando antes la habían convalidado. Y ante eso les dijimos que era una cuestión que había sido planteada y resuelta. El planteo de la defensa avanzó sobre la sexualidad de las víctimas, y llegaron a plantear la necesidad de que haya un estudio que certifique la impotencia sexual de una de las vítimas para corroborar las consecuencias de los abusos. Pero acá no se trata de probar nada de las víctimas. Ellos debieron probar la inocencia de su defendido, cuestión que no lograron. Acá se ha corrompido a niños de 11, 12 años. Además, expresaron que los niños iban a la casa del cura porque querían.

En tanto, el fiscal Dardo Tórtul indicó que se pidió al tribunal que el cura Escobar Gaviria continúe bajo el régimen de prisión preventiva. “En el hipotético caso de que la sentencia sea condenatoria, que se mantenga hasta que la sentencia quede firme”, afirmó.

En contra de esa petición, los defensores de Escobar Gaviria hicieron el planteo de libertad inmediata del cura, y que sea declarado inocente.

Silvia Muñoz retuvo cada palabra de Escobar Gaviria en el tribunal: que habló en clave de víctima y perseguido, que el intendente no le perdonó haber condenado el narcotráfico, que con la denuncia por abusos lo enterraron en vida, esa fue su expresión, pero que de los abusos no dijo nada. «Cuando lo escuché, me enloquecí, y le dije: ´Te pedí que dijeras algo de los gurises. No dijiste nada´».

Oliverio Romero, esposa de Silvia Muñoz, lo resumió así: “Es un cínico, Si hubiese tenido huevos, grita su inocencia, pero no se animó a decir eso”.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.