Este viernes, desde las 18, el escritor Ricardo Romero ofrecerá la última clase del seminario “Usina de Letras” que durante seis semanas seguidas se desarrolló en el Centro Cultural y de Convenciones La Vieja Usina.

Organizado por la Secretaría de Cultura de la provincia de Entre Ríos, la propuesta dirigida por dos referentes centrales de la literatura entrerriana y la nueva narrativa nacional, se había propuesto “promover la práctica de la lectura y la escritura como ejercicios vitales y al alcance no solo de aquellos que persiguen un afán literario, sino de quienes tengan las ganas de ampliar el universo de sus posibilidades a través del trabajo con la palabra”.

El propósito, se ve, fue largamente superado. En principio la actividad se ideó para un cupo de  40 personas, pero la gran cantidad de solicitudes de inscripción estiraron un poco esa primera consigna: más de 200 personas quisieron participar de la propuesta y finalmente unas 55 son las que van siguiendo el seminario.

“Usina de letras” se dividió en dos grandes módulos que en realidad se entrecruzaron de modo permanente: Ricardo Romeo se dedicó a trabajar aspectos de la lectura y  Selva Almada se volcó hacia los ejercicios de escritura con los concurrentes.

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El viernes pasado, Almada realizó su última clase en la Usina, trabajando en función de algunos decálogos de famosos autores sobre el ejercicio de escribir, para luego dar pie a la tarea de los concurrentes, que desarrollaron sus listas de recomendaciones, pero en este caso para lectores. En las tres clases de Almada se produjeron y leyeron textos de los asistentes.

El autor de “Las habitaciones del presidente” y “Roque Rey”, tendrá mañana viernes su último encuentro con los asistentes al seminario y será en relación a lecturas recomendadas: “El año del desierto”, de Pedro Mairal, y “Plop”, de Rafael Pinedo. Romero despide de esta manera un seminario que además de las actividades mencionadas, contuvo un encuentro de lectura y música que llevó por nombre “Literatura a la carta” y convocó a más de 150 personas, el pasado viernes 18 de agosto, para oír historias y canciones.

Ya en el tramo final, “Usina de Letras” deja la puerta abierta para nuevas tentativas que le ofrezcan a la literatura entrerriana un lugar de relevancia. El trabajo con las letras funciona en cuanto a repercusión y público mucho más de lo que se podía prever. Hay, en la zona, una fuerte necesidad de propuestas de estas características y mucha gente produciendo y con intenciones de compartir su material. Eso se vio con mucha claridad.