El 20 de marzo de 2017, la Suprema Corte de Justicia de la Nación confirmó la condena a 15 años de prisión dictada en 2009 contra el cura Julio César por el el Tribunal en lo Criminal N° 1 de Morón, que determinó que el sacerdote es autor reiterado del abuso sexual agravado que tuvo como víctima a “Gabriel”, quien tenía 13 años al momento de los hechos.
Era, hasta ahora, la mayor condena a un sacerdote por casos de abuso sexual a menores. Aunque ese límite máximo fue sobrepasado por el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay cuando este miércoles condenó al cura Juan Diego Escobar Gaviria a la pena máxima de 25 años de prisión de cumplimiento efectivo, acusado de los delitos de corrupción de menores y abuso sexual ultratrajante.
En mayo último, la agencia de noticias Telam relevó que en todo el país se han conocido desde 2002 en adelante 62 nuevos casos de abuso sexual por parte de integrantes de la Iglesia. Son 59 sacerdotes y tres monjas los denunciados en el país. De todos ellos, ocho recibieron una condena judicial.
El caso de Grassi, condenado en 2009 por abuso sexual agravado a uno de los chicos a los que debía cuidar en la Fundación Felices Los Niños, funcionó como disparador. Hasta entonces, sólo se habían conocido nueve hechos de abuso sexual por parte de curas.
En la Argentina no hay registros oficiales sobre la cantidad de sacerdotes o monjas denunciados y mucho menos sobre cuántas son sus víctimas.
En estos quince años, sólo tres curas fueron sancionados con la expulsión del estado clerical que implica que ya no pueden ejercer más el sacerdocio. El primer caso conocido fue el de Miguel Ángel Santurio, expulsado en 2013. El papa Francisco fue quien ordenó la sanción contra José Mercau y Cristian Gramlich, ambos sacerdotes de San Isidro. Y aunque el primero terminó con una condena a 14 años por abuso sexual agravado contra cinco chicos de entre 11 y 15 años, las denuncias contra Santurio y Gramlich -cura en el colegio Marín de San Isidro- nunca fueron llevadas a la justicia.
Ahora, la condena a Escobar Gaviria marca un punto de inflexión.
El cura, que fue párroco de Lucas González entre 2005 y 2016, que ahora está suspendido por la Iglesia y que acumuló cuatro denuncias en la Justicia, tres por corrupción de menores, una por abuso sexual simple, fue condenado a la pena máximo de 25 años de prisión, según el anticipo de sentencia conocido este miércoles, cuyos fundamentos se conocerán el próximo 14, a las 8,45.
No estuvo Escobar Gaviria en la audiencia. Sólo se hicieron presentes sus defensores, Milton Urrutia, Juan Pablo Temón y María Alejandra Pérez.
El Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay firmó un falló por unanimidad en el que condenó a Escobar Gaviria a 25 años de prisión.
“Se endilga a Juan Diego Escobar Gaviria cuatro hechos, todos ellos cometidos contra la integridad sexual de menores de edad”, leyó la presidenta del Tribunal, María Angélica Pivas. Junto a sus pares, Darío Crespo y Javier Cadenas, dieron por probadas las acusaciones de los fiscales Federico Uriburu y Dardo Tórtul, los hechos de abuso cometidos por el cura en la casa parroquial de San Lucas Evangelista, de Lucas González, como así también en los viajes que hacía el sacerdote en compañía de menores fuera del pueblo.
Los abusos los cometía entre los más vulnerables y se aseguraba el silencio de un modo voraz. “En términos intimidantes, le decía que si quería seguir asistiendo a las misas no tenía que decir nada”, señaló el Tribunal respecto de uno de los chicos abusados por el sacerdote.
“Las conductas fueron cometidas en forma continua y repetitiva”, ilustraron los jueces en su resolución, y llegaron a una conclusión “de carácter incriminatorio y con contenido de certeza, tanto en lo que respecta a la completa ocurrencia de los mismos (los abusos), tal como fueran adjudicados, como en lo atinente a la autoría, concluyendo que Juan Diego Escobar Gaviria, sin hesitar, fue el autor material y penalmente responsable de los hechos ilícitos que se le imputaron”.
“Escobar Gaviria actuó con intención y voluntad en todos los casos. Hizo lo que quiso, e hizo lo que quiso”, argumentó el tribunal.
En ese marco, al dar por probados los hechos, resolvió imponerle al cura la pena de 25 años de prisión de cumplimiento efectivo; además, se prorrogó la prisión preventiva, de modo que el cura seguirá alojado en la Unidad Penal de Victoria hasta que la sentencia quede firme. De ese modo, rechazó la pretensión dela defensa del cura, que había solicitado su libertad. La decisión se fundamentó ante el “riesgo procesal” que supondría mantener a Escobar Gaviria en libertad, con el riesgo de fuga que ello supondría.
Foto: Gentileza Santiago García/El Debate Pregón
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.