El adelanto de sentencia que dio a conocer el miércoles 6 de septiembre, en audiencia pública, el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay fue demoledor: encontraron al cura Juan Diego Escobar Gaviria responsable de cuatro hechos de corrupción y abuso sexual de menores, y le aplicaron la pena máxima que había solicitado la fiscalía, 25 años de prisión de cumplimiento efectivo.

“Las conductas fueron cometidas en forma continua y repetitiva”, ilustraron los jueces María Angélica Pivas, Darío Crespo y Javier Cadenas, en su resolución, y llegaron a una conclusión “de carácter incriminatorio y con contenido de certeza, tanto en lo que respecta a la completa ocurrencia de los mismos (los abusos), tal como fueran adjudicados, como en lo atinente a la autoría, concluyendo que Juan Diego Escobar Gaviria, sin hesitar, fue el autor material y penalmente responsable de los hechos ilícitos que se le imputaron”.

Ni los Tribunales de Gualeguay ni el sistema penal entrerriano registra una sanción tan elevada para una persona acusada de abuso sexual de menores. Tampoco en el país se registran antecedentes de sanciones de tanta envergadura para un miembro de la Iglesia Católica. El antecedente más próximo, el caso del cura Julio César Grassi, condenado en 2009 por abusos a menores, alcanzó el máximo de 15 años de prisión.

El procurador general de la provincia, Jorge Luciano García, hace una aclaración: “Nosotros estábamos seguros de que iba a haber condena. Lo que no esperábamos, sinceramente, era esta pena. Nos sorprendió gratamente que el tribunal haya atendido el pedido que hicimos desde la fiscalía.”

García dice que no compara la condena a Escobar Gaviria –que fue párroco de Lucas González, a 133 kilómetros de Paraná, entre 2005 y 2016, que tuvo vasta fama como cura sanador y que integra la Asociación Clerical Cruzada del Espíritu Santo, del padre Ignacio Peries–, con la pena que recibió otro cura mediático y de carácter expansivo, Julio Grassi. “No olvidemos que acá estamos hablando de cuatro víctimas, abusadas en tiempo prolongado, y con abusos reiterados. Y no sólo hablamos de abuso, sino también de corrupción. La ley establece una especie de escalera en estos delitos: del abuso simple, al abuso gravemente ultrajante, el abuso con acceso carnal, y la corrupción, que plantea una situación en la que la voluntad del niño es quebrantada en cuanto a su conducta sexual. No se trata de una cuestión moral, sino que es una acción que interfiere en una etapa muy temprana y que pretenden incidir en la posterior decisión respecto de su orientación sexual. Una conducta de un mayor incide en la elección posterior del niño, que no elige con libertad”, señala.

 –¿Por qué esta causa, la de Escobar Gaviria, avanzó tan rápido y en menos de un año ya está la condena?

–A diferencia de lo que pasó con otras causas en las que están involucrados miembros de la Iglesia, como los curas (Justo José) Ilarraz o (Marcelino Ricardo) Moya, acá no se dio un planteo de prescripción. La única defensa que esgrimió Ilarraz, y que también hace Moya, es el paso del tiempo. Ni aún todos los que vinieron a declarar en esa causa, que dijeron que Ilarraz era una buena persona, ninguno de ellos, y eso que declararon muchos, ninguno expresó que lo que habían declarado las víctimas fuera mentira. La única defensa que ha planteado es el paso del tiempo.

–El planteo de prescripción de Ilarraz está en la Corte. ¿Confía en el fallo de la Corte?

–Tengo esperanzas de que van a rechazarlo. Y creo que el fallo Escobar Gaviria es muy importante. Es una sentencia que va a tomar trascendencia y que espero que les haga pensar a los miembros de la Corte que la Ley Kunath (se refiere a la iniciativa que impulsó la senadora nacional Sigrid Kunath, que corre el plazo de prescripción en casos de abuso hasta que la persona adquiera mayoría de edad) en realidad es una ley reglamentaria de la Convención para la Protección de los Derechos de los Niños. No hay una aplicación retroactiva de la ley. La ley Kunath lo que hace es reglamentar lo que ya estableció la Convención, en 1989. Está mal planteado que la Ley Kunath va a regir para atrás. La aclaración está planteada en el fallo de Casación en la causa Ríos (alude a la causa “Ríos, Carlos Antonio – Abuso sexual gravemente ultrajante agravado en concurso real S/ Recurso de Casación”). Ese fallo de Casación es muy interesante de analizar. Los delitos de abuso están penados desde el origen del Código Penal, y muchos antes. O sea, la norma que prohíbe abusar de un niño está vigente hace muchísimo tiempo. El único problema a discutir en los casos Ilarraz o Moya es un problema de la norma de sanción, no de la norma de conducta. No la que prohíbe la conducta ilícita sino la que dice que, en determinadas circunstancias, a una conducta que es merecedora de pena, no se impone pena porque transcurrió el tiempo. Entonces, lo que decimos es que esto no es una norma absoluta. Lo que hay que analizar es si acá no estamos ante una situación de suspensión de la prescripción. Y acá es donde aparece la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que impone al Estado el deber de investigar, y ese deber de investigar ha sido reglamentado primero por  por la Ley Piazza y después por la Ley Kunath.

–O sea que ese principio va a alcanzar al fallo que dará Casación al planteo de prescripción en el caso del cura Moya.

–En el caso Moya ya hay jurisprudencia de Casación en el caso Ríos. Entendemos que el fallo debería ser en igual sentido en cuanto a la prescripción. Las dos camaristas que votaron así son las mismas que ya votaron en el caso Ilarraz. Respecto de Ilarraz, y el planteo que está en la Corte, mi expectativa es que habrá un rechazo. (Ya hay un dictamen de la Procuración, con la firma de Eduardo Casal, el 26 de abril de 2016, que establece: “A mi modo de ver, el recurso extraordinario interpuesto no puede prosperar pues al dirigirse contra una decisión que rechaza la prescripción, cuyas consecuencias no ponen fin al pleito ni impiden su continuación, se encuentra ausente el requisito de sentencia definitiva”, NdelR). Necesitamos el fallo de la Corte en la prescripción de Ilarraz. Tengo todas las esperanzas puestas en que se atenderá el dictamen de Casal, que en este momento no se puede dejar de investigar a Ilararz. Eso va a terminar con toda esta discusión. Se les cae el único argumento que tienen.

–¿Cómo analiza el tratamiento que tuvieron en la Justicia los tres casos que involucran a miembros de la Iglesia en casos de abuso?

–El Poder Judicial de Entre Ríos ha tomado en serio el tratamiento de los delitos de abuso de niños y la situación de los guardadores espirituales. Creo que, en ese sentido, es valedero para el Poder Judicial de la provincia, tan golpeado por muchas cosas, haber conseguido este fallo con Escobar Gaviria. No hay otra provincia que tenga exvicegobernadors condenados, diputados, senadores, cajeros, que estén imputados; ministros que han perdido su cargo por hechos penales. Eso no pasa en otras provincias.

–Volviendo al caso Escobar Gaviria, ¿el fallo es un espaldarazo para el trabajo de la Justicia?

–Así es: el fallo confirma el buen trabajo que se hizo desde la fiscalía. Realmente, trabajaron muy bien en un ámbito de mucha hostilidad. No hay que olvidarse –parece una broma macabra—que este cura era un cura sanador. Tenía mucha injerencia sobre la gente de una comunidad pequeña como Lucas González. Cada vez que iba el fiscal al pueblo a efectuar algún trámite relacionado con la causa, parecía que aparecía Satanás. Hubo mucha hostilidad durante el trámite de la causa, porque el pueblo se había dividido. Había gente que, de buena fe, pensaba que esto era mentira, que este cura era alguien totalmente prestigioso y que no podía haber cometido ningún delito. Pero además de probarse los delitos, se comprobó que también manipulaba a mucha gente, y entorpeció la investigación y por eso terminó con prisión preventiva.  El cura usó esa predominancia que tenía respecto de la comunidad de Lucas González para amedrentar a los testigos y para felicitar a los que habían ido a declarar y no habían dicho nada. Todo eso pudo desarmarse porque se trabajó muy bien desde la fiscalía y con mucho compromiso.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.