Juan Diego Escobar Gaviria, el sacerdote colombiano, miembro de la Asociación Clerical Cruzada del Espíritu Santo que hasta octubre último fue párroco de Lucas González, está en la cárcel.
El 21 de abril la Justicia le dictó prisión preventiva y lo confinó en la Unidad Penal de Victoria. Allí iba a estar hasta que se dictara sentencia en la causa penal por cuatro casos de abusos a menores. El miércoles 6 el Tribunal de Justicia y Apelaciones de Gualeguay se pronunció: lo condenó a 25 años de prisión.
Y además dispuso que hasta que el fallo quede firme, el cura Escobar Gaviria deberá seguir en prisión ante el peligro de fuga. O sea, sigue en la cárcel de Victoria.
El 28 de agosto, al término de los alegatos de las partes en el juicio oral que se llevó adelante en Gualeguay, Escobar Gaviria pidió hablar. Y habló.
Nunca antes lo había hecho.
Dijo que es víctima, perseguido, inocente: un Mesías con pies de barro y apetitos bestiales.
Que lleva 19 años como sacerdote, desde la ordenación, que ocurrió a los 40 años, en Colombia, que en los sitios en los que ha sido designado siempre ha tenido monaguillos, personas inquietas en la edad de la adolescencia.
Que no es mandón, ni impone miedo –la Justicia probó que los abusos los cometía mientras sometía a sus víctimas al silencio, a no contar nada–, que sólo tiene una voz potente, que es de hablar fuerte, y que tanto es así que hasta el arzobispo emérito de Paraná, Mario Maulión, le pidió una vez que bajara el tono, que parecía enojado hablaba.
Pero qué va: dijo que es así, que tiene carácter fuerte.
Dijo además que dentro de la iglesia llegó a tener 60 monaguillos, todos inquietos y que él quería que sus misas fuesen celebraciones que resultaran agradables a los parroquianos, y que los beatos, cuando lo oyeran, entendieran bien qué es lo que quería decir.
Pero que él, Esobar Gaviria, se ocupó de las formas: que sus misas eran festivas, aunque con niños revoloteando a su alrededor nunca resultaba fácil, y que por eso él les llamaba la atención, que se estuvieran quietos en la iglesia, que no hagan ruido, y que quizá lo pedía a eso con un tono elevado de voz, pero que no por autoritario, no por imponer miedo.
Es la primera vez en 19 años que tiene esta situación, dijo Escobar Gaviria frente al Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay, y “esta situación” es la denuncia por abusos y corrupción de menores. Hay que mirar esa parte, dijo, didáctico, ante los jueces: de los muchos monaguillos que han revoloteado a su alrededor, apenas ahora algunos saltan a hablar estas situaciones.
Que él, que Escobar Gaviria, no les imponía, no les ordenaba, no les exigía a los menores que fueran a su casa, ni a su alcoba en la parroquia San Lucas Evangelista, de Lucas González, que iban porque querían, dijo, que no se los obligaba, aclaró, y que tampoco se les imponía estar en misa. Porque el niño es libre, eso dijo el cura frente al tribunal, y costaba que acudiesen a los oficios religiosos, sobre todo en verano. Pero los que iban, era porque querían: querían estar con el cura.
Que aunque en el allanamiento que se hizo en la parroquia de Lucas González se encontró mucho dinero, dijo Escobar Gaviria que tiene voto de pobreza, y que se ha desprendido de todo lo material, y que así como el papa Francisco, que dejó los aposentos pretensiosos del Vaticano por una comodidad más sencilla en la Casa Santa Marta, él también hizo lo mismo.
Pero que no se trata de una imposición absoluta: que él tiene sus bienes materiales, que necesita de esos bienes materiales. Pero que en ocasiones pide a los fieles que colaboren con los gastos corrientes.
No quiere vanagloriarse Escobar Gaviria, eso dijo ante los jueces, pero que es lógico que quiera proclamar su inocencia. Que no ha querido hablar en los medios, por los chicos, porque son los más perjudicados, pero que ha ocurrido con todos así: el fiscal Federico Uriburu, acusó Escobar Gaviria, sí ha hablado, y ha contado cosas, y así, aseguró, lo ha defenestrado a él, al cura, al obispo Juan Alberto Puiggari y, también, claro, cómo no, a la Iglesia.
Que en todas las audiencias se solicitó que hubiera reserva de lo que se dijera, por eso no estuvieron los medios, pero sin embargo todos los días, cada día, dijo Escobar Gaviria, el fiscal hablaba con los medios .Y que así, ventilado su caso en los medios, él ya ha sido condenado por la sociedad. Que la condena puede social está, y que los medios ayudaron a esa condena.
Pero que es como con el Mesías: que irá a la cruz porque así está escrito. Algo así dijo, aunque con otras palabras. Que monseñor Maulión le dijo que no se metiera con el narcotráfico porque iba a terminar muerto, y que así está ahora, en prisión, sin sotana, ni misas de sanación. Que está como está, dijo Escobar Gaviria, muerto en vida.
Escobar Gaviria está condenado, en realidad. Condenado a 25 años de prisión por los delitos de abuso y corrupción de menores.
Eso.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.