La noche del jueves 16 de junio de 2016 ocurrió una muerte que, paradójicamente, abrió una luz de esperanza en procura de esclarecer uno de los mayores misterios que rondan los pasillos de la Justicia de Entre Ríos: la desaparición de toda una familia, los Gill, peones rurales de la estancia La Candelaria, en Crucesitas Séptima, departamento Nogoyá, hecho ocurrido en 2002.
La noche del jueves 16 de junio de 2016 ocurrió la muerte de Alfonso Francisco Goette. Una mala maniobra provocó la salida de la ruta, el despiste y el vuelco de la camioneta Nissan Frontera que conducía el hombre, entonces de 70 años. Las heridas producidas en aquel vuelco, ocurrido en la intersección de las rutas 32 y 35, lo llevaron a la muerte.
Goette había sido investigado a partir de enero de 2002, por la desaparición de la familia Gill. Precisamente el 13 de enero de ese año, se lo vio por última vez a Rubén Gill, quien tenía 56 años. Con su mujer Norma Margarita Gallego (26) y sus hijos María Ofelia (12), Osvaldo José (9), Sofía Margarita (6) y Carlos Daniel (3) emprendieron un viaje corto hasta la ciudad de Viale, donde estuvieron en un velorio.
Desde entonces, se perdió todo rastro de ellos.
Lo peor, ninguna de las pistas que han seguido los investigadores ha llevado la causa a buen puerto.
Ahora apareció un nuevo testigo, que se decidió a hablar.
Se trata de A N (la Justicia prefiere de momento preservar su identidad), un contratista rural de Tabossi, que supo realizar trabajos de siembra en el campo de Goette, y que conocía a “Mencho” Gill.
AN no había querido hablar antes por “miedo” a Goette. Pero con Goette muerto, acudió a los Tribunales de Nogoyá, y habló con el magistrado a cargo de la causa, el titular del Juzgado de Transición, Gustavo Acosta.
Y dio un dato: que los Gill no se fueron de viaje ni están en otra provincia sino que podrían estar en el mismo lugar donde siempre, la estancia La Candelaria.
Aportó una pista tétrica: que veinte días antes de que desapareciera la familia, en el verano de 2012, “Mencho” Gill cavó dos pozos, uno en el lecho de un arroyo que entonces estaba seco.
De modo que la hipótesis es que los Gill pudieran acabar sus días enterrados en esos pozos que el jefe de familia cavó, ordenado por su patrón, Goette.
El juez Acosta de momento prefiere no abrir demasiadas expectativas respecto de lo que pueda surgir a partir del testimonio de ese testigo.
El lunes 23 de octubre hubo un allanamiento en el campo La Candelaria, cuyo casco principal está desocupado, y ya se piensa en ingresar con máquinas para inspeccionar los lugares que el testigo señaló como posibles donde se construyeron los pozos.
“No me animo a generar expectativas –dijo el juez Acosta a Entre Ríos Ahora–. Es un testigo nuevo que apareció ahora, que nos dio un dato, que dice que tuvo una conversación en el campo con Mencho Gill, en el momento en que estaba haciendo un trabajo en un pozo, y a su vez le había ordenado Goette hacer otro pozo en el lecho del arroyo. ´Este tipo está loco´, dice el testigo que le dijo Gill en referencia a Goette. `Para qué me hace hacer un pozo en el lecho del arroyo porque ahora está seco´”.
En ese sentido, aclaró que “es algo muy embrionario, es una hipótesis a trabajar, como hubo tantas a lo largo del desarrollo de esta investigación. La verdad, no me animo a decir que sea algo concreto. Siento que no tengo nada concreto”.
-¿La carátula de la causa no ha cambiado?
-No, sigue con la misma carátula: “Averiguación de paradero”. Esta es una decisión para evitar la prescripción. Pero además, no tenemos imputados, y si planteamos un delito, generamos un plazo de prescripción en forma automática. Y con esa carátula así, nos permite seguir con la causa abierta y avanzar con la investigación.
-¿Es una estrategia la carátula?
-Es más que nada una cuestión procesal.
El caso está, por ahora, rodeado del más oscuro misterio. En el buscador Google, «familia Gill» arroja 512 mil resultados, y el caso ya está en la enciclopedia virtual Wikipedia.
Pero no hay rastros de esa familia que desapareció en el verano de 2012. Hasta ahora, que apareció un testigo nuevo que aportó un dato que podría ser revelador.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.