Ahora que la ciudad está cambiando, que se avizora un cambio drástico en el sentido de circulación en calles clave del casco céntrico, ahora que todo asoma más complejo, Paraná se está volviendo más salvaje a la hora de estacionar. Los autos ocupan veredas, ochavas, esquinas, rampas, todo, y casi no queda espacio para el peatón. Menos aún si el peatón se traslada en silla de rueda, o una madre carga con su bebé en el changuito.
Los autos taponan las esquinas sin respetar derecho ajeno, haciendo valer sólo la necesidad propia. Entonces la ciudad, que se alista para el cambio en el tránsito, soporta estos vicios que son de siempre, pero que se amplían.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.