Barba dice la firma redondeada sobre las viñetas publicadas, con frecuencia, en «Análisis», «Pausa», de Santa Fe, «Alegría» y la revista «Jirafas», entre otras. Por lo general se trata de una imagen que trae un chiste o una idea que se hace chiste, que se revela en clave de humor.

Lo rico del asunto es que Barba puede venir con los tapones de punta observando una foto, por caso, de la escena política, pero también puede asistir a su encuentro con la risa a través de los modos del amor, aceptando incluso la ternura como parte del tema que nos construye. La ternura junto a la política, la acidez, el desencanto y aún así el deseo de perseguir lo que puede resultar bien, son ingrediente que en su mixtura desvisten de solemnidad cualquier tentativa y tienen que ver, en algún punto, con una generación. La generación del señor Barba.

Barba es Rodrigo Barba el autor de El tercer mundo de Barba, un libro que publica editorial Jirafas y que compendia su trabajo como humorista gráfico de los últimos años.

El caso de Braba, junto a la producción que se ha dado en gestar, resulta singular también por razón de origen y camino. Santafesino, de la zona sur, tatengue, mayor de tres hermanos, se vino a estudiar Comunicación Social en 2003 cuando un Fluviales o Etacer, ida y vuelta, costaba 5,60 pesos, que había que pagar de lunes a viernes y a veces sábado.

El proyecto que se había bosquejado como futuro tenía que ver con el periodismo. Eso en principio. Pero antes había que viajar todos los días a Paraná y sostener esa intención sorteando una coyuntura delicada, en plena crisis, más aún luego de los efectos que había dejado el menemismo no ya en el país sino también en la propia casa.

Pagar el pasaje todos los días ya era un tema complicado, pero como la aventura había largado antes Barba tenía un background en el asunto: a los 15 años vendía productos de panadería puerta a puerta, a los 18 logró un puesto algo más cómodo atrás del mostrador y un poco después trabajó en el comedor universitario de la UNER.

Pudo ir siguiendo, digamos, la línea de sus intenciones. Pero había otras cosas en juego también, más allá de subsistir en el camino. A Barba le daba especialmente por escribir, cuentos y poesía. Tanto es así que junto a una compañera lograron ganar la Bienal de Arte Joven en Santa Fe narrando algo que conocían con experiencia íntima: historias de amor entre las dos orillas. De ida y vuelta.

La escritura y el humor


“El humor me parece de los mejores halagos al intelecto, la sensación de haber construido algo, el momento en que se te ocurre el chiste y lo ves replicado en el publico, eso es mágico”, define Barba.

El desafío de hacer humor comienza aquí en el ejercicio de escribir. Barba escribía, entre otras cosas, ideas que venían con una vuelta de rosca que perfilaban hacia el humor y en ese metiere fue conociendo lo que nombre como la arquitectura del chiste. Fue haciendo oficio.

En 2007 integró junto a Ignacio Grünbaum y Fernando Beletti el grupo de humor “Difícil que el  chancho chifle”. Lo hicieron durante 7 años, en radio (Cualquiera), teatro y televisión. Sus dos compañeros de ruta tomaron luego por la actuación o el stand up.

Barba, en cambio, se puso dibujar.

“Siempre me gustó la producción de guión, la arquitectura del chiste y eso era a lo que más me dedicaba en los Chanchos. Escribía textos humorísticos cuando tenía que hacer ejercicios, de lo que se me ocurriera. Y había un montón de chistes que solo se podían plasmar en una imagen. Entonces me compré un cuaderno y empecé con círculos, palitos y a dibujar”.

Cuando la producción tuvo una forma, alguna forma definida, Barba llevó sus papeles con Maxi Sanguinetti. Algo de ese hallazgo Maxi revela en el prólogo del libro y apunta que de ese comienzo a hoy Barba logró “un estilo único, icónico, que enseguida referenciamos con el autor… sus chistes siempre apelan a la inteligencia del lector que debe –generalmente- completar el chiste recurriendo a su propio banco de datos”.

Barba es un escritor que usa la imagen para sostener una idea que se desliza en el humor: la potencia está en la búsqueda de sentido. Y en ese trajín se cruzan los caminos de la escritura, la actuación, el periodismo que hizo en Santa Fe y quedó un poco atrás y la pulsión persistente para crear realidades paralelas, parecidas pero no iguales, como un espejo que a veces te puede mostrar lo berreta, horrible o hermoso que puede ser el mundo cuando lo miras distinto. Como lo mira Barba, desde su Tercer Mundo.

El libro


“El tercer mundo de Barba” puede ser adquirido en El templo del Libro o comunicándose a través de facebook con Jirafas o Providencia.

Julián Stoppello

De la redacción de Entre Ríos Ahora