Parece un cliché, pero Sonia Velázquez, ahora ministra de Salud de Entre Ríos, sigue caminando los pasillos de los hospitales, y cuando no los recorre, toma el teléfono, marca el número de algún servicio de guardia, y pregunta qué médico hay, cuántos pacientes aguardan, qué patologías aparecen, cuántas horas espera una mamá con su crío en una guardia de una maternidad.

Cuenta, y parece un cliché, de qué modo se exaspera cuando un chofer de ambulancia no pone a andar su ambulancia porque una decisión administrativa ha cortado una cadena viciada de cobros irregulares de viáticos, y esa ambulancia que no viaja deja en ascuas a una nena y su familia, y un turno sin usar en un hospital de Buenos Aires. Sabe cómo funciona todo, y cuándo algo no funciona: se formó en la trinchera del servicio social del Hospital Materno Infantil San Roque, y más tarde, durante el menemismo, integró una apuesta sanitaria que fue innovadora, el Programa Materno Infantil y Nutrición (Promin), que financió el Banco Interamericano de Desarrollo.

Su última intervención en política sanitaria antes de alcanzar el sillón de ministra de Salud, en julio último, fue la coordinación de los programas nacionales del Ministerio de Salud, y antes, responsable del programa Nacer, luego rebautizado Sumar.  Suele ir a la oficina en días feriados y sus días se extienden hasta bien entrada la noche. No todos los funcionarios pueden seguir el mismo ritmo, y eso lo sabe.

Todavía no logra salir ese enredo medieval en la que pretendieron involucrarla los grupos integristas y ultracatólicos que reprocharon su decisión de reglamentar un fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que en 2012 ordenó a las provincias redactar protocolos de actuación en casos de abortos no punibles, y así evitar que las mujeres deban ir a la Justicia para ejercer sus derechos. Está convencida de que obró con la justeza que ordena la reglamentación vigente.

“Es un medida de salud pública, y tiene que ver con la disminución de la mortalidad materna, sobre lo que estamos trabajando”, dice, y se muestra sorprendida por las agresiones que soportó en las redes sociales.

Un día, y parece un cliché, Sonia Velázquez tomó su auto y recorrió la ciudad y vio de qué modo habían empapelado las esquinas con consignas reprobatorias a su decisión en torno a la aplicación del protocolo de aborto no punible, aunque de a poco fue afianzando un pensamiento: que era nada más que una medida de política sanitaria. “Te banco en lo del protocolo”, escuchó una vez, la primera vez que conoció personalmente a la diputada Gabriela Lena (Cambiemos).

Ahora, el asunto del protocolo es un asunto superado en materia sanitaria, un área en la que aparecen temas más urgentes, más comprometidos, de difícil resolución. Los hospitales públicos de la provincia soportan una demanda altísima a la que hacen frente con dificultades: el quiebre de la seguridad social tiene su impacta, y la merma de prestaciones en PAMI complica a hospitales como el San Martín.

“Entre el 37% y el 40% de los afiliados de PAMI lo absorbe el sector público, y se esto vuelve una cuestión crítica.  Por eso estamos pidiéndole a PAMI revisar el modelo prestacional. Nosotros estamos financiando la seguridad social de esta población tan sensible, y necesitamos una organización sanitaria integrada, pero también un sinceramiento de PAMI a nivel insumos y medicamentos. El hospital público está supliendo las fallas en materia de medicamentos de PAMI”, dice la ministra de Salud.

No es la única demanda que le hace a la conducción central de la obra social de los jubilados.

También urge una definición en torno a la situación del Hospital de la Baxada Teresa Ratto, hoy un gigante que apenas da prestaciones en el primer nivel, pero sin la posibilidad de utilizar el área de internación.

“Ese hospital no tiene internación, no se puede utilizar todo un área de servicios que necesitamos porque PAMI no ha recepcionado la obra. La empresa que construyó el hospital ha quebrado, no ha entregado la obra y por lo tanto, no se pueden utilizar las instalaciones ni la aparatología que tiene. Hoy por hoy, a partir de un convenio entre el Hospital de la Baxada y el Ministerio de Salud nos permite contar sólo con prestaciones ambulatorias y de servicios complementarios, pero tenemos un imperativo ético de que este hospital pueda estar funcionando. Hemos pedido a PAMI de Nación que vengan y definan la situación del hospital”, plantea.

Son las diez de la noche de un jueves y Sonia Velázquez, ministra de Salud, piensa cómo no equivocarse, qué medida tomar para evitar que los hospitales se burocraticen, para que la gente no deba pasar la noche en vela en un pasillo de hospital para conseguir un turno. Ahora mismo debe estar en guardia. En guardia permanente.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.