Decidió irse una madrugada de viernes de junio.
No quiso más.
Tomó su moto, se fue a las afueras, donde nadie más lo viera, y marcharse así: solo.
La crónica policial dice que en la madrugada de este viernes, Facundo Cáceres decidió quitarse la vida.
Se colgó de un árbol.
Facundo Cáceres era ese personaje peculiar que en las redes sociales era Facu Jardinero, que todos conocían como “el profe Pirulo”.
El primer maestro jardinero en Entre Ríos.
Según confirmaron fuentes policiales, a las 3 de la madrugada de este viernes, personal de Comisaría Zona Sur de Nogoyá que se encontraba de recorrida jurisdiccional por la ruta provincial 26, divisó una motocicleta marca Guerrero 110 cc, estacionada a la vera de dicha ruta, a la altura del Polideportivo Nogoyá, lo cual resultó llamativo. Los funcionarios descendieron del móvil a fin de establecer la procedencia del rodado, pudiendo divisar en ese momento el cuerpo de una persona sin vida en uno de los árboles de la zona.
QUIÉN ERA.
Una vez Facu Jardinero contó su historia.
Un día viajó a Santa Cruz, a visitar a un hermano.
Allá consiguió empleo: en una empresa que prestaba servicio de limpieza. De madrugada, limpiaba un supermercado.
Otro día le ofrecieron un cambio: ya no hacían falta sus incursiones nocturnas entre las góndolas. Lo enviaron para suplantar un cargo de ordenanza en un jardín de infantes. El cargo era portero, pero de a poco fue asumiendo otras funciones.
Pero con el título de profesor de danzas folclóricas bajo el brazo, Facundo Cáceres, 34, nacido en Nogoyá, sentía que podía dar algo más. De a poco, fue ganándose la confianza, y empezó a interactuar con los nenes.
“Me fueron dando más actividades, yo era el que recibía a los chicos en la puerta del jardín, y así me fui convirtiendo en el Señor Facu, el que hacía la leche, que cambiaba el foco, que jugaba con ellos. Y me gustó, me gustó ese trabajo tan lindo”, contó entonces.
Entonces, vuelto a Nogoyá, decidió estudiar el profesorado en nivel inicial, y obtuvo el título de maestro jardinero.
Una parte del día lo dedicaba a trabajar de pintor de casas; el resto del día, al estudio.
Era el único varón en un mundo de chicas.
El asunto se puso vidrioso cuando hubo que salir del aula del instituto donde aprendía docencia y llegar a las aulas, a las prácticas.
“En mi casa no lo podían creer, y los profesores, mucho tampoco. Hasta que obtuve el título y empecé a trabajar”, recuerda con algo de humor.
Pero un buen día comenzó a pasearse, a dedo, entre Nogoyá, donde vive, y Victoria, donde enseña, vestido con su chaqueta de tela con cuadraditos de color verde, y el pelo tan largo, y su vida tan leve, y sus prejuicios tan cortos.
“A veces tengo que explicar que soy maestro jardinero, porque la gente me ve así, hombre, con pelo largo, y chaqueta, y no entiende nada. Pero esto para mí es mi lugar en el mundo. Le doy gracias a Dios por esto que hago. Algunos quizá no lo entienden, o les llama la atención. Lo mismo pasaría si una mujer decide abrir un taller mecánico”.
Ahora, Facu Jardinero ya no está.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.