Fue una declaración extensísima. Durante una hora y cuarto, el exministro de Turismo, Hugo Marsó, declaró este jueves ante los Alejandro Cánepa, Juan Francisco Ramírez Montrull y Gonzalo Badano en la causa en la que está imputado, junto al exgobernador y actual presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Urribarri, de los delitos de peculado y negociaciones incompatibles con la función pública a raíz de la instalación de un parador en Mar del Plata, en el verano de 2015, para promocionar la frustada candidatura presidencial en el marco del «Sueño Entreriano», según la tesis del Ministerio Público Fiscal.
No son los únicos comprometidos en esa causa. El jueves 7 de diciembre fue el turno del cuñado de Urribarri, Juan Pablo Aguilera, que se abstuvo de declarar. Otro de los que desfiló por Tribunales en la causa del parador marplatense fue Gerardo «Foia» Caruso, pero al igual que Aguilera se abstuvo de hablar. Caruso es socio gerente de la firma “El juego en que andamos”, contratada por Urribarri para instalar el parador, empresa que le costó al Estado entrerriano más de $14 millones.
La acusación de la fiscalía señala que Urribarri y su entonces ministro de Turismo, Hugo Marsó, sustrajeron $14.561.870,00 para la instalación, montaje y puesta en funcionamiento del parador, empleando la contratación en provecho del entonces mandatario para promocionar, con fondos públicos, su precandidatura a presidente en las elecciones generales de 2015.
Para el cometido, según la fiscalía, se utilizó una maniobra en la que intervino una empresa vinculada al exdirector de Contenidos del “Fútbol para Todos”, el cuñado de Urribarri, Juan Pablo Aguilera, y la contadora de las empresas de éste.
La operación se resume del siguiente modo: la Provincia convocó a una licitación pública con plazos reducidos; a la compulsa se presentaron dos firmas, “Castromil SRL” y “El Juego en que andamos SRL”. La primera perdió, porque, insólitamente, no estaba inscripta en el Registro de Proveedores del Estado, requisito básico y conocido en ámbitos empresariales y públicos.
De modo que descartado el competidor –que en la Justicia consideran ficticio o simulado-, se contrató a la empresa que supuestamente se quería beneficiar desde el inicio. La maniobra continuó cuando la firma contratada gira una parte de ese dinero a la subcontratación de publicidad de campaña. Para hacer efectivo este paso fue indispensable de empresas intermediarias, entre las cuales se encontraban las del cuñado del gobernador.
“El Juego en que andamos SRL”, de la que es socio gerente Gerardo ‘Foia’ Caruso, fue la firma que levantó el parador. En la Justicia cuentan con elementos que probarían que una parte de los $14 millones que se le pagó fueron destinados a subcontratar a la cooperativa de trabajo “X la Plata Publicidad” Ltda. para realizar una campaña de difusión de la figura de Urribarri como precandidato a presidente. Por el servicio de cartelería en el vía pública a esta firma se le pagaron $338.800.
La firma que integra Caruso, según la acusación de fiscalía, también habría hecho un “retorno” de dinero en efectivo al cuñado de Urribarri, Juan Pablo Aguilera por $ 2.000.000, a través de transacciones bancarias a las empresas de su propiedad, Tep SRL y Next SRL, y a otras que actuaron como “intermediarias” como Visual Ilusión SA, Megaprint, Wall Street Vía Pública SA y Fredy Publicidad SRL, por $2.468.700.
Además, señalan que la operación no pudo llevarse a cabo sin la colaboración de Corina Cargnel, contadora de las empresas Tep y Next, que se adjudican a Aguilera. La profesional se habría encargado de confeccionar las facturas para las firmas y los retornos.
Marsó en su declaración ante los tres fiscales negó cualquier irregularidad en la contratación, dijo que no conocía a Caruso ni a su empresa, «El Juego en que andamos», y que la inversión no tuvo un origen proselitista para impulsar el «Sueño Entrerriano».
«La contratación fue propia del Ministerio de Turismo para promocionar la provincia como destino turístico», dijo Marsó. Y de ese modo negó cualquier otra motivación en el montaje del parador en Mar del Plata, que, además de un gasto millonario, implicó la plantación, en medio de la arena, de 30 ejemplares de palmeras extraidas de la costa del Uruguay.
El destino de las palmeras corrió la misma suerte que el «Sueño Entrerriano»: languidecieron, sepultadas por el olvido más atroz. En febrero de 2016, los ejemplares plantados fueron retirados por la Municipalidad de General Pueyrredón. Las 30 palmeras de Urribarri fueron trasladadas al vivero municipal “El Tala”, de Laguna de los Padres, en Mar del Plata.
El parador de Mar del Plata desde donde Urribarri fogoneó su sueño presidencialista fue obra de una firma con nombre peculiar, “El juego en que andamos”, una empresa que se constituyó el 5 de junio de 2014, con un capital inicial de $ 60 mil.
La firma fue constituida por Gerardo Daniel Caruso y Javier Eduardo Caruso, con sede en Vera 952, piso 5°, departamento B, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el objetivo de “la realización por sí, por cuenta de terceros y/o asociada a terceros, en el país o en el exterior, las siguientes actividades: Asesoramiento integral y consultaría por cuenta propia o ajena en radiodifusión, televisión y cualquier plataforma audiovisual (TV abierta, TV Cable, Internet) y cualquier otra que se llegue a crear en el futuro y/o de servicios periodísticos o gráficos en sus diferentes medios de difusión, sean principales o complementarios, por aire o por cable, espectáculos públicos, representaciones artísticas y creación de contenidos pudiendo importar y exportar todo el material requerido para tal fin”.
Esa empresa, fue la responsable de montar el parador playero con el que el gobernador Sergio Urribarri acarició, y no pudo, el sueño presidencial: el parador marplatense, que le costó al Estado una cifra de $ 14 millones.
El dato está contenido en el decreto Nº 5.120 del Ministerio de Turismo del 29 de diciembre de 2014, publicado el 29 de junio de 2015 en el Boletín Oficial de Entre Ríos.
Este viernes será el turno de la declaración de Urribarri, quien sólo podría presentar un escrito.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.