La segunda jornada del juicio oral y público al exvicegobernador Hécctor Alanis (1995/1999), por el desvío de unos 6 millones de dólares de cuentas del Senado, mostró a tres exfuncionarios del Tribunal de Cuentas de Entre Ríos que dejaron en una posición incómoda al organismo encargado del control de legalidad en los distintos estamentos del Estado, y a un grupo de testigos que se pretendió excusar, con distintos argumentos, de sentarse en el banquillo a declarar frente al tribunal.
Resuelta la excusación del camarista Rafael Martín Cotorruelo –que había pedido su apartamiento por haber intervenido en una causa por estafa, que involucró a uno de los cuatro implicados en la investigación, el sobrino del exvicegobernador, Maximiliano Alanis, petición que no fue atendida por el tribunal que componen Gustavo Pimentel y Gervasio Labriola- y acordados los juicios abreviados, el juicio, que había empezado el jueves, siguió este lunes con la recepción de cinco testimoniales. Antes, se presentaron los dos acuerdos de juicios abreviados: Maximiliano Alanis, que asumió su responsabilidad en los hechos y acordó una pena de 2 años y 8 meses de prisión condicional; y José Crettón Pereyra, también con igual pena.
De modo que en las audiencias orales sólo se juzga al exvicegobernador Alanis y al exsenador radical Humberto Ré.
Ausencias y pretextos
La causa Alanis perdió a lo largo de su tramitación -arrancó en 2000- a dos de los involucrados en la investigación penal: quien fuera vicepresidente del Senado, el radical Elcio Viollaz, y el secretario de la Cámara Alta, Danielo Etienot, ambos fallecidos. También han fallecido testigos: Alicia Conti, que estaba citada para el 13 de marzo; Jorge Cuestas, citado para el 13 de marzo: Oscar Katz, para el 15 de marzo; y Ricardo Piravoni, citado para 15 de marzo; y uno de los peritos de la causa, el contador Nicolás Cozzi.
La acusación de la Fiscalía señala que entre 1998 y 1999 hubo un manejo de dinero poco claro en el Senado entrerriano. Los investigadores se centran en las trasferencias de una cuenta corriente de la Cámara Alta en el Banco de Entre Ríos del “Programa 17” hacia el “Programa 18”. Esas trasferencias nunca se rindieron al Tribunal de Cuentas, por lo que no se sabe en qué se gastaron los fondos. Maximiliano Alanis fue el director del Programa 18; mientras que Cretton Pereyra estuvo a cargo de la Administración del Senado, y del Programa 17. Héctor Alanis era el vicegobernador y por lo tanto presidente de la Cámara Baja; mientras que el radical Humberto Ré era el vicepresidente primero, durante la segunda gobernación de Jorge Busti, entre 1995 y 1999.
Esa maniobra, se consignó en la acusación, en una primera instancia habría permitido sustraer $5.912.825,20 pesos/dólares. Luego se habrían detectado maniobras irregulares con $220.000 pesos/dólares. La suma de ambas operaciones da como resultado 6.132.825,20 de pesos/dólares que nunca se encontraron.
El escrito de remisión a juicio, elaborado hace tiempo por la fiscal Laura Cattáneo, dice que los imputados “se apropiaron, previo acuerdo entre ellos, de fondos públicos del estado provincial cuya administración, en razón de los cargos que detentaban, les había sido confiada, por el importe aproximado de $ 6.132.825,20”.
Y agrega: “Para ello, pergeñaron la maniobra de depositar en la Cuenta Corriente 0939/5 de la Honorable Cámara de Senadores, en el Banco de Entre Ríos S.A., fondos asignados para el ‘Inciso 3.9.9 – Servicios no personales’ tanto para el Programas 17 como para el Programa 18, para luego realizar periódicas transferencias, del Programa 17 al Programa 18, por distintos importes, mediante libramientos de cheques contra la cuenta corriente antes indicada, consignándose en el Libro de Banco de la misma, que correspondían a ‘transferencias al Programa 18’ y rindiéndose las sumas transferidas con esa maniobra, en el Programa 17, como ‘transferencias al Programa 18’, comunicando mensualmente José Maximiliano Cretton Pereyra a la Auditora del Honorable Tribunal de Cuentas, que los comprobantes respaldatorios de la utilización de dichos importes serían rendidos oportunamente por el Programa 18. Sin embargo, el ingreso de los importes correspondientes a las transferencia nunca era consignado en la Planilla de Cargos y Descargos mensuales correspondiente al Programa 18, por lo que tales importes nunca fueron rendidos al Tribunal de Cuentas, permitiéndoles dicha maniobra sustraer la suma de $6.132.825,20 del control renditivo del Tribunal de Cuentas”.
Este lunes se evaluó cómo fue el control que efectuó el Tribunal de Cuentas sobre los fondos que manejaba el Senado.
Uno de los auditores designados para esa tarea, el ahora intendente de Seguí, Cristian Treppo, pidió declarar por escrito –del mismo modo que lo solicitó el actual senador nacional Pedro Guastavino-; otra de las auditores del momento de los hechos, 1999, Marta Aurora Pérez, adujo problemas de salud que le impedirían asistir a Tribunales. Ante esa novedad, los fiscales Patricia Yedro y Alejandro Cánepa pidieron que un forense certificara su estado de salud. Lo hizo el médico Luis Molteni, que recomendó una junta médica con médicos del equipo forense de Tribunales, que la evaluarán este martes y decidirán si está o no en condiciones de declarar.
Otro de los testigos, Jorge García, que reside en Concepción del Uruguay, y que pidió declarar por video conferencia, será conminado a viajar a Paraná.
Olvidos y selección
El primer testigo de hoy, Miguel Ángel Bernucci, quien trabajó en el Programa 17 hasta que se jubiló, en 2011, no aportó demasiado. Argumentó no recordar nada de lo ocurrido en 1999 a pesar de que estaba encargado de asentar los movimientos de fondos del Senado. Dijo que nunca se manejó con fondos del Programa 18, a pesar de que en la etapa de instrucción sí lo había admitido, contradicción que le fue marcada por el Ministerio Público Fiscal. Ante eso, aseguró que no recordaba lo que había declarado con anterioridad.
El contador Luis Emilio Ramos, quien hasta julio de 2015 ejerció como secretario de la vocalía N° 3 del Tribunal de Cuentas, se presentó locuaz y de recuerdos frescos, aunque con las preguntas de los fiscales Yedro y Cánepa, y de los defensores de Alanis, Julio Federik y Lepoldo Lambruschini, y de Humberto Re, Tulio Manuel Kamlofky, titubeó. Más aún cuando Federik lo sometió a un ingenioso acertijo para establecer de qué modo se hacían transferencias de fondos de un programa a otro en el Senado sin que el Tribunal de Cuentas advirtiera de ese ardid. “Me puede repetir la pregunta”, contestó Ramos.
Los programas que están bajo la lupa de la Justicia son el 17 y el 18. “Los programas –contó el contador Ramos- son asignaciones que se dan a través de Presupuesto de la provincia. Y cada programa tiene su manejo separado. El 17, que era de senadores, incluía los gastos de funcionamiento de la Cámara, bienes de uso y transferencias. Y el programa 18, que se rendía por separado, tenía las partidas de funcionarios, contratos de obra, subsidios, y transferencias. Maximiliano Alanis estaba a cargo del programa 18; Crettón Pereyra, del 17.
“Todos los fondos que el Senado recibió, fue rendido”, resumió el contador.
Y sólo recordó un faltante de 14 mil pesos que fue observado. Fue entonces que Cánepa le exhibió una documentación en la que se da cuenta de que hubo en la Cámara Alta un faltante de 220 mil pesos, cuestión que Ramos no pudo recordar.
Ramos trabajó con la auditora Pérez hasta 2015; y con Treppo, hasta 2001.
Federik quiso saber cómo podía determinar que los auditores no le retaceaban información o le mentían en sus informes, por cuanto el Tribunal de Cuentas no recibía documentación ni iba a auditar al propio organismo controlado.
Ramos respondió:
-A través de charlas y diálogos. Nos juntábamos el día lunes y hacía las preguntas necesarias tendientes a saber qué tipo de anomalía existían.
El control de los gastos no era global, sino “selectivo”, aclaró.
La contadora Irupé María Cáceres de Rodríguez, también jubilada del Tribunal de Cuentas –donde fue fiscal de cuentas- aportó poco y casi nada. Contó que era mucha la documentación a analizar y escaso el personal, que jamás fue al Senado a revisar documentación, y que el trabajo del organismo de contralor es posterior, cuando el gasto ya se hizo.
Todo lo del Senado fue rendido, de otro modo se hubiera ordenado un juicio de rendición, aseveró.
Eduardo Marcelo Rudi fue, hasta que se jubiló, jefe del cuerpo de auditores del Tribunal de Cuentas.
Fue el tercer testigo convocado en el juicio al exgobernador Héctor Alanis. Y participó, junto a Ramos, de un acto inusual un sábado a la mañana en el mes de diciembre de 1999, cuando fue el traspaso de mando de la administración de Jorge Busti a la de Sergio Montiel. Fue convocado para validar que la documentación que el Senado exhibía estaba en regla. Eso firmaron, aunque en ese momento no se pudo hacer un control profundo ni cotejar documentación.
“Fue un acto formal de traspaso. Los salientes pusieron a disposición de los entrantes la documentación básica que tenían de cuentas bancarias. Quedó plasmado en el acta”, relató Rudi.
Le preguntaron también a Rudi cómo hacían los funcionarios del Tribunal de Cuentas que controlaban a los auditores que éstos no le mentían en las rendiciones que enviaban desde el Senado.
“Eso se sabía por el trato personal, la elaboración de planes de auditoría, el seguimiento, el análisis de los informes. No estar conforme nunca. Uno no puede ver todo. Pero no se puede trabajar con gente a la que le tiene desconfianza”, razonó.
El último en declarar fue Rubén Zff, también contador, quien se jubiló en 2013 como secretario de vocalía del Tribunal de Cuentas. Habló de los controles, del trabajo de los auditores y de lo que recordaba del manejo de fondos en el Senado en los tiempos en que Alanis fue vicegobernador. Su aporte fue tan poco relevante que ninguna de las partes creyó necesario formularle preguntas.
Las audiencias continuarán este martes, a las 9, en tanto que el adelanto de sentencia se conocerá el próximo 3 de abril, a las 12. Ese día, además, se sabrá si el tribunal refrenda el juicio abreviado al que pidieron acceder Maximiliano Alanis y José Crettón Pereyra.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.